En los últimos años, el cambio climático ha provocado importantes modificaciones en las condiciones ambientales. Zonas donde usualmente se cultivaban cierto tipo de productos hortofrutícolas ya no son aptas debido a problemas como salinidad del suelo, sequía, restricciones en el uso de agua para riego, mayor presión de plagas y enfermedades, entre otros factores.
Un cultivo especialmente sensible a cambios, ya sea de las condiciones climáticas o prácticas agronómicas, es la vid, por lo que en zonas fuertemente afectadas por el cambio climático se deben tomar medidas que permitan que las vides enfrenten dichos cambios de la mejor manera posible.
Chile es un importante productor de vino, con una superficie vitícola que alcanza las 196.000 hectáreas. En 2022, el país se ubicaba en el octavo lugar del mundo en superficie plantada y en el sexto en producción de vino, con 12,4 millones de hectolitros. En los últimos años, la viticultura chilena está enfrentando el desafío que presenta la megasequía que vive el país, con una disminución de precipitaciones entre el 30% y el 45%.
Una estrategia que se ha propuesto para enfrentar estos estreses es el uso de hongos micorrícicos arbusculares (HMA), que forman simbiosis con más del 90% de las plantas terrestres, permitiéndoles tolerar mejor el estrés abiótico. Lo anterior fue estudiado en esta revisión bibliográfica, publicada en la edición #06 de BiologicalsLatam, sobre la aplicación de estos hongos como una herramienta biotecnológica y sostenible en los viñedos del país.
Otro estudio, liderado también por la Dra. Paula Aguilera, investigadora de la Universidad Católica de Temuco, Departamento de Ciencias Agropecuarias y Acuícolas, Facultad de Recursos Naturales y CEO de Myconativa, buscó ir más allá y describir las comunidades de HMA y cuantificar la colonización de raíces por micorrizas arbusculares asociadas a varios cultivares de vid en Chile, en diferentes edades de la vid y comprobar si factores como el cultivar y la edad, así como los factores químicos del suelo influyen en las comunidades de HMA. El estudio contó con la cooperación del Centro de Investigación e Innovación de Viña Concha y Toro.
UN ESTUDIO A TRAVÉS DE MIL KILÓMETROS
Para este trabajo, publicado en el Journal of Soil Science and Plant Nutrition, los investigadores muestrearon viñedos de Viña Concha y Toro distribuidos a lo largo de 1.000 kilómetros de Chile, desde la región de Coquimbo hasta la región del Maule.
Los viñedos tenían entre 1 y 41 años de edad. La identificación y taxonomía de los HMA se hizo a partir del análisis morfológico de las esporas. También evaluaron la abundancia de esporas de HMA, la colonización de las raíces y el micelio extrarradical (MER).
El estudio logró identificar más de 94.000 esporas de HMA en los 34 viñedos investigados. La comunidad de HMA estaba representada principalmente por especies pertenecientes a las familias Acaulosporaceae, Entrophosporaceae y Glomeraceae, dominadas por los géneros Acaulospora, Claroideoglomus, Septoglomus y Simiglomus.
Además de las instituciones mencionadas, también participaron de la investigación la Universidad Católica de Temuco, Universidad Católica del Maule, Universidad de Chile, Universidad Santo Tomás y la Vrije Universiteit Amsterdam, en Países Bajos.
VARIEDAD DE LA VID INFLUYE EN LA ESTRUCTURA DE LA COMUNIDAD DE HMA
El análisis de resultados arrojó que, independientemente de la edad de la vid, la química del suelo y la localización geográfica, la estructura de la comunidad de HMA se vio influenciada por la variedad de vid. La edad de la vid, la química del suelo y la localización geográfica no afectaron a la riqueza de HMA, la abundancia de esporas de HMA, la colonización de las raíces y el micelio extrarradical.
En palabras de la Dra. Aguilera, “este trabajo subraya la importancia de entender la biodiversidad subterránea como clave para la sostenibilidad de nuestra viticultura. Estamos descubriendo cómo pequeños organismos pueden tener un gran impacto en la salud y la resiliencia de nuestras viñas”.
ADAPTACIÓN DE LOS HMA A LAS PRÁCTICAS AGRÍCOLAS
Estudios previos (2022) a este dieron cuenta de un total de 59 especies encontradas en Chile, de las que solo 20 se han reportado en agroecosistemas intervenidos antropogénicamente y bosque nativo. Esto abarca estudios realizados en cereales, praderas y horticultura en la zona sur.
Lo anterior subraya la adaptación de los HMA a las prácticas hortícolas y, en consecuencia, destaca el potencial para la viticultura en la zona sur del país, particularmente bajo condiciones de suelos volcánicos.
Sin embargo, el artículo destaca que en este estudio se encontraron entre tres y seis especies en los suelos ácidos del sur de Chile. Esto podría ser una preocupación respecto a las condiciones necesarias que se deben considerar para promover la adecuada conservación de la diversidad de estos hongos en ecosistemas productivos.
Una situación similar se encontró en la zona central del país, con un rango entre tres a seis especies de HMA. La zona norte presentó un rango más amplio, entre dos y nueve especies de HMA. En concreto, las adaptaciones a nivel de comunidad de los HMA asociados a las raíces de Vitis vinifera L. bajo diversas condiciones edafoclimáticas, podrían dar lugar a recomendaciones de inoculación en relación con la producción hortícola.
Aunque el análisis de los cultivares de vid entre las tres zonas (norte, centro y sur) no arrojó diferencias significativas, “podemos considerar una media general del 30% de colonización de las raíces para cada zona. Sin embargo, el hecho de encontrar porcentajes superiores al 70% en la zona central sugiere una alta afinidad entre los hongos y la vid, su hospedador, incluso entre diferentes cultivares de vid”.
Lo anterior también indica una dependencia del cultivo para hacer frente a las necesidades productivas, donde los hongos micorrícicos podrían incluso atenuar condiciones de estrés por salinidad, presencia de metales, deficiencias nutricionales e incluso presencia de enfermedades, donde la simbiosis con HMA podría ser un componente fundamental para hacer frente a estas condiciones adversas.
RECOMENDACIONES DE LOS AUTORES
Según los investigadores, “las especies de HMA identificadas en nuestro trabajo podrían ser indicadores de sistemas agrícolas expuestos a estreses bióticos y abióticos en diferentes edades de la vid, química del suelo y localización geográfica, según el transecto investigado. Se puso de manifiesto el papel del cultivar de vid en la determinación de la estructura de la comunidad de HMA”.
Los investigadores además proponen que el uso de especies objetivo de HMA en la gestión de viñedos regenerativos, podría ser determinante para el establecimiento de la comunidad de HMA.
Con el objetivo de mejorar la sostenibilidad de las prácticas de gestión de la viticultura, los autores recomiendan “seleccionar cuidadosamente las especies de HMA para la inoculación exógena, priorizando aquellas que sean más compatibles con la estructura de la comunidad existente en relación con el cultivar de vid”.
Finalmente, los investigadores sostienen que se necesitan más antecedentes para comprender el papel de las especies específicas de HMA que componen la microbiota central de las vides cultivadas con una gestión convencional que debería incorporar una gestión respetuosa con el medio ambiente.