Además de los factores ambientales y sociales que impulsan el uso de productos biológicos en los campos, la científica brasileña Mariangela Hungría agrega uno que es de alta relevancia para la comunidad agrícola: el factor económico. “Considerando los precios actuales de los fertilizantes, Brasil tendría que dedicar 1.400 dólares por segundo para aportar fertilizantes a los cultivos soya”, dice Hungría. “La cifra alcanzaría unos US$ 44.000 millones al año”.
La reconocida científica de la entidad estatal Embrapa Soja entrega esta cifra en una presentación realizada para Biologicals Latam en donde explica uno de los factores que han sido exitosos en la estrategia de biológicos que ha emprendido el país y que, dice, podría ser replicada por el resto de los países de América latina y el Caribe. Se trata del desarrollo de los inoculantes, esos productos biológicos que se utilizan para mejorar el crecimiento de las plantas, y que han sido especialmente exitosos en cultivos leguminosos como la soja, los frijoles, las lentejas, el trébol y otros. También conocidos como biofertilizantes, contienen microorganismos beneficiosos, específicamente bacterias del género Rhizobium.
Hungría señala que “estos microorganismos promotores del crecimiento de plantas pueden reemplazar parcial o totalmente el uso de los fertilizantes químicos, con ventajas económica, ambiental y beneficios sociales”. Agrega que esto es un aspecto clave para países agrícolas, pero que dependen de los fertilizantes importados. En el caso de Brasil, el 85% de los fertilizantes que se usan en el país son importados.
En la siguiente presentación de 10 minutos, Hungría, quien en 2022 fue destacada como una de las 100 principales científicas del mundo en fitotécnica y agronomía del mundo, explica la experiencia de Brasil en el uso de inoculantes, muchos de los cuales han sido registrados comercialmente hace pocos años, pero que ya se utilizan en millones de hectáreas de cultivos. “Los suelos de Brasil son pobres en fósforos”, cuenta en su presentación. “Después de 15 años de investigación, encontramos cepas de Bacillus que son capaces de solubilizar las grandes piezas de fósforo que están en el suelo. Estos, también sintetizan fitohormonas e incrementan el crecimiento de la raíz, lo que favorece a su vez la absorción de agua y nutrientes”. Señala que en este primer inoculante comercial para solubilizar fósforo en Brasil fue lanzado en 2019 y hoya ya tiene registro para maíz, soja, caña de azúcar. “Está siendo usado en más de 6 millones de hectáreas”, agrega.
Vea la presentación completa en el siguiente video: