Es muy probable que no reconozca el nombre del hongo Saccharomyces cerevisiae. No obstante, de seguro sí conoce alguno de sus usos. También conocida como levadura de la cerveza, este pequeño microorganismo es un actor clave en la fermentación de esta bebida y del vino, así como para la producción de pan.
Tras acompañar durante siglos al ser humano en la elaboración de componentes claves de su nutrición, el potencial de este superhongo microscópico unicelular se está estudiando en diversas ramas claves para el futuro. En las últimas décadas, S. cerevisiae se ha empleado como factoría celular para la producción de productos farmacéuticos, biocatalizadores industriales, aditivos alimentarios y biocombustibles renovables como el bioetanol. A eso, se suma recientemente su efecto bioestimulante para los cultivos.
Investigadores de distintas instituciones internacionales han evidenciado en los últimos años el efecto que esta levadura tiene en los rendimientos y en la resistencia al estrés abiótico en cultivos de tomate, arroz, maíz, cítricos y otros. A ellos se sumó un grupo de investigadores franceses, asociados a la Universidad de Rouen y guiados por la científica polaca Izabela Michalak. En un estudio recién publicado quisieron analizar la consistencia del efecto bioestimulante que S. cerevisiae puede tener en distintos cultivos. Al tratarse de microorganismos vivos, hay muchas dudas de si su efecto puede replicarse de la misma manera en distintas condiciones, lo que genera una barrera para ser usado en el campo.
“Dado el aspecto vivo de estos últimos productos, debe investigarse la reproducibilidad de sus efectos para garantizar la confianza de los usuarios finales. Por lo tanto, este estudio pretende comparar los efectos de un bioestimulante vivo a base de levadura entre dos cultivos de soja diferentes”. Así explican los autores Marie Chambard, Benjamin Albert, Mickaël Cadiou, Sarah Auby, Camille Profizi e Isabelle Boulogne como motivación para su artículo titulado “Living yeast-based biostimulants: different genes for the same results?”.
Para analizarlo, diseñaron un ensayo que permitiera comparar los efectos de un bioestimulante basado en estas levaduras vivas entre dos cultivos diferentes de soja denominados C1 y C2. Estos dos cultivos se realizaron en la misma variedad y suelo, pero en diferentes localizaciones y fechas hasta el estado de desarrollo CV (hojas unifoliadas desenrolladas), con Bradyrhizobium japonicum (condición control y Bs) y con y sin tratamiento de semillas con recubrimiento bioestimulante. El análisis transcriptómico foliar se realizó para comparar la expresión génica entre los dos cultivos e investigar la reproducibilidad de los efectos del bioestimulante en diferentes cultivos de soja.
“El análisis transcriptómico foliar realizado en primer lugar mostró una gran diferencia de expresión génica entre los dos cultivos”, señalaron los autores. No obstante, y pese a estas diferencias, los resultados evidenciaron que la levadura tenía un efecto bioestimulante que actúa por vías similares en las plantas y a través de genes comunes, pese a que los genes expresados fueran diferentes entre los dos cultivos.
De hecho, la principal conclusión de este trabajo es que, a pesar de la gran variabilidad de genes expresados diferencialmente entre dos cultivos diferentes de soja, un bioestimulante vivo a base de levaduras provocó la activación o represión de las mismas vías. Los autores señalan que estas fueron, especialmente, la resistencia al estrés abiótico, la síntesis de la pared celular y de carbohidratos, el crecimiento y desarrollo, y la señalización. El bioestimulante puede inducir estas vías para proteger a la planta contra diversos estreses abióticos durante su desarrollo y mantener un mayor nivel de azúcares.
“Las vías que parecen verse afectadas de forma reproducible por este bioestimulante a base de levadura viva son la tolerancia al estrés abiótico y la síntesis de la pared celular/carbohidratos. El impacto en estas vías puede proteger a la planta del estrés abiótico y mantener un mayor nivel de azúcares en la planta”, señalan.