Con más de 50 millones de hectáreas utilizando algún mecanismo de control biológico de cultivos, Brasil se ha posicionado entre los países donde más se utilizan bioinsumos en el planeta. El resultado de una tendencia que sigue creciendo: todos los grandes productores brasileños utilizarán microorganismos en los próximos diez años. Así lo lo señala el Dr. Wagner Bettiol, especialista en patología vegetal e investigador de la Empresa Brasileña de Investigación Agropecuaria, Embrapa.
En una presentación con Redagrícola, Bettiol explicó las bases sobre las que se han fundado el biocontrol en el gigante sudamericano y las principales tendencias que han acelerado este proceso en los últimos años. Bajo el título “Biocontrol en Brasil”, su charla formó parte de las series online de Bioestimulantes y Biocontrol de Redagrícola que Redagrícola organiza como preparación para el 2° Congreso de Bioestimulantes y Biocontrol Latam Redagrícola, a realizarse en Lima el próximo 28 y 29 de septiembre.
De esta manera, Bettiol se sumó a grandes referentes en el área, como el belga Dr. Patrick du Jardin, el estadounidense Dr. Patrick Brown, el alemán Nicolaus von Wiren, la colombiana Dra. Alba Marina Cotes o la estadounidense Denise Manker. Muchos de ellos formarán parte del programa de dos días que se llevará a cabo en la capital peruana en septiembre.
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Problemas como el cambio climático o la degradación del suelo son asuntos urgentes y Bettiol propone que la solución es una revolución microbiológica. Desde Embrapa estiman que todos los grandes productores brasileños utilizarán microorganismos en los próximos diez años.
Dentro de las medidas actuales de control biológico, está el control biológico aumentativo, que es del que se trató la presentación del agrónomo. Este mecanismo es aquel en el que se liberan o aplican organismos producidos en grandes cantidades para el control de plagas, enfermedades o malezas, siendo Trichoderma y Bacillus los microorganismos más importantes y con mayor cantidad de productos registrados.
El especialista pronostica un futuro promisorio gracias a las nuevas herramientas que se están desarrollando, como las posibilidades que ofrece la manipulación del microbioma o la entrada de los productos prebióticos y consorcios de microorganismos a los mercados. “El control biológico puede eliminar el uso de plaguicidas químicos si nosotros queremos y creemos, pero en combinación con plantas resistentes y manejo integrado de plagas”, asegura Bettiol.
Y agrega que para que esto suceda “necesitamos pensar y desarrollar plantas resistentes y plantas adaptadas al control biológico para que tengan la capacidad de hacer el reclutamiento de los agentes de control biológico del suelo”.