La caña de azúcar brasileña recibirá un impulso de fertilizantes de origen biológico. Es lo que busca la firma paulistana BP Bunge Bioenergia, la cual anunció que está ampliando el uso de biofertilizantes y control biológico de plagas. El objetivo de las acciones es ayudar a la planta a alcanzar su máximo potencial genético, reduciendo los riesgos de pérdidas y buscando mayores rendimientos.
El biofertilizante Azospirillum brasilense, ampliamente utilizado en los cultivos de maíz, se encuentra entre las opciones adoptadas. La bacteria acelera el desarrollo de la caña de azúcar, evita el estrés nutricional y las enfermedades, y reduce el impacto climático. Con ello, la empresa busca aumentar el rendimiento en el campo de la caña de azúcar (medido en toneladas de azúcar por hectárea) y ahorrar costes con los fertilizantes nitrogenados.
La sustancia se probó en 37.000 hectáreas de la campaña 2020/21 y, según BP Bunge, los resultados fueron positivos. Así, el biofertilizante se aplicará a toda la producción que se espera cosechar en 2022/2023, según la firma que es una empresa conjunta entre la agrícola Bunge y la firma de energía BP, para producir etanol, a partir del azúcar.
“Los buenos niveles de productividad requieren inversiones que van más allá de lo básico en el cuidado de los cultivos, y esto implica innovación, investigación y tecnología. La alta productividad es el resultado de la combinación de una buena fertilización con el control de plagas y otras herramientas, como los bioestimulantes”, dice el director agrícola de BP Bunge Bioenergia, Rogério Bremm.
Centrada también en la reducción del uso de fertilizantes y pesticidas químicos, la empresa ha incorporado a la gestión del campo nuevas tecnologías de control biológico. Uno de los ejemplos es el uso de zánganos para aplicar las larvas de la avispa Cotesia flavipes, que se alimentan del barrenador de la caña de azúcar.
Según la empresa, la distribución aérea, que sigue una planificación georreferenciada para lograr la mayor eficacia en la localización, ha generado resultados. Una de ellas es la reducción del tiempo de distribución del agente biológico, que puede variar del 15% al 20% en relación con el sistema manual.
“Los drones han ido ganando cada vez más funcionalidad en el mantenimiento de los cultivos. La lucha contra las plagas es una de ellas. En el proceso diario de evolución de la gestión del campo, la tecnología desempeña sin duda un papel esencial, mejorando la productividad, la calidad, promoviendo el ahorro de recursos financieros y medioambientales”, valora Rogério Bremm.
Con 11 unidades ubicadas en las regiones del Sudeste, Norte y Medio Oeste de Brasil, y más de 10.000 empleados, BP Bunge Bioenergia tiene una capacidad anual de trituración de 32 millones de toneladas de caña de azúcar. Además, es capaz de producir más de 1.500 millones de litros de etanol, 1,1 millones de toneladas de azúcar y exportar 1.200 GWh de energía a la red eléctrica brasileña.
