La respuesta biológica más utilizada en los campos del mundo para promover el crecimiento y la resistencia de los cultivos viene del océano. Los extractos de algas marinas conforman el segmento más grande entre las formulaciones conocidas como bioestimulantes, superando a los otros tres con que comparten la categoría: ácidos húmicos y fúlvicos, aminoácidos y microbiales.
No obstante, su uso está apenas iniciándose, así como el descubrimiento completo de su potencial. Así lo señalan varios científicos, asesores agronómicos y jugadores en esta creciente industria que busca llevar las cualidades únicas de la flora marina a la producción agrícola. “Hoy, menos del 10% de los agricultores en el mundo conoce los beneficios de los bioestimulantes y de las algas”, dice Haiguang (Bill) Duan, quien funge como vicepresidente de la firma china Leili Group, una de las empresas que ha hecho escala global a partir de la formulación y distribución de extractos de algas como bioestimulantes.
El uso de plantas de mar y de lagos para promover el crecimiento de los cultivos tiene antecedentes antiguos: los egipcios, los habitantes de la costa del Pacífico en América del Norte, los chinos y los japoneses, son solo algunos de los pueblos con históricos registros de los efectos que las plantas marinas pueden tener en sus huertos y sobre el suelo.
Posiblemente, el principal referente global es el de los agricultores normandos del norte de lo que hoy es Francia, quienes llevan siglos profesionalizando la práctica de esparcir algas marinas secas en los campos de cultivo antes de ararlos. Se beneficiaban así de su lenta descomposición, la que libera nutrientes importantes como nitrógeno, fósforo y potasio en el suelo, ayudando a promover el crecimiento y la salud de las plantas.
No obstante, la ciencia biológica de los últimos años ha logrado detallar con más precisión los efectos de los distintos tipos de algas sobre los cultivos. A la vez, ha levantado una industria global que hace más eficiente la extracción de los compuestos beneficiosos, facilitando el arribo de sus innovaciones al mercado para nuevas funciones y que crece a medida que estas son aceptadas por los agrónomos.
Los observadores de la industria no tienen cifras exactas, pero hay estimaciones que se acercan. La firma global de análisis de mercados Standard & Poor’s señala que el mercado global de bioestimulantes bordeó los US$ 3.000 millones en 2022, de los cuales las fórmulas basadas en extractos de algas representan cerca del 40%.
DunhamTrimmer, la firma de investigación de mercado especializada en biológicos, señala que las algas corresponden a un tercio del total de los bioestimulantes. De esta manera, los extractos de algas habrían sumado una facturación global que va entre US$ 800 millones y US$ 1.200 millones. Se trata de visiones conservadoras, pues algunos calculan un mercado mucho mayor porque hay muchos bioinsumos agrícolas que usan extractos de algas en combinación con otros agentes, como aminoácidos, nutrientes o agroquímicos, sin ser incluidos en las estimaciones.
Donde hay más certezas es en las cifras de crecimiento y en el rol central que tiene América Latina en esto. Mientras a nivel planetario, se proyecta un aumento de 10% a 15% anual, en América Latina se habla de tasas muy por encima. “La región va a sostener un ritmo de 20-25% anual sin ningún problema”, afirma Joaquín Sosa, responsable del desarrollo en el Cono Sur de Acadian Plant Health, la gran empresa canadiense de biológicos y una de los principales referentes mundiales en el área de extractos de algas.
No es el único en ver esta tendencia. “La zona geográfica que va desde México hasta Chile tiene las mayores proyecciones de crecimiento en el uso de extractos de algas”, coinciden Verónica Soffia y Patricio Cerda. Soffia ocupa el cargo de gerente de desarrollo y asuntos regulatorios para Pacífico Sur (Chile y Perú) y Cerda es Crop Leader South Pacific para UPL, el gigante indio de las biosoluciones agrícolas y que también tiene a los extractos de algas como un segmento de relevancia.
El fuerte crecimiento latinoamericano se encuentra determinado por tres factores de relevancia: una regulación que, en general, facilita el uso de bioestimulantes en los campos; una agricultura de exportación de alto dinamismo, y desafíos agronómicos para los que las algas ofrecen soluciones, de acuerdo a la creciente acumulación de evidencia académica.
Los agrónomos han puesto atención. “Actualmente uso extractos de algas en prácticamente todas las especies con que trabajo”, dice Jean Paul Joublan, asesor agrícola de frutales, principalmente nogales y cerezos, en España, Portugal, Francia y Chile, y quien empezó a probar dichos productos en los 90. “Partimos con las aplicaciones foliares, pero nos hemos ido dando cuenta de que radicularmente también tienen un efecto interesante, y puede ser complementario”.
Agentes anti estrés El argumento principal de la industria para promover su uso en el agro se relaciona con las propiedades que ofrecen las algas ante estreses abióticos como las sequías, los golpes de frío o calor, los suelos salinos o el exceso de lluvias. Se trata de situaciones cada vez más frecuentes en la región debido al cambio climático y, en muchos casos, a las mismas prácticas de manejo.
“De todas las algas, por lejos Ascophyllum nodosum es la más comercializada y la que se ha estudiado también que tiene las mejores propiedades. Utilizando nuestros procesos de extracción hemos analizado casi todas las especies más conocidas, y las diferencias son bien evidentes”.
Andrés Bascopé, de Bioatlantis
Sobre la base del conocimiento tradicional y de algunos estudios, se ha postulado que, en su evolución, las algas situadas en condiciones ambientales extremas habrían desarrollado una mayor producción de bioactivos como estrategia de defensa ante situaciones de estrés. Un reporte reciente publicado por el Consejo Europeo de la Industria de Bioestimulantes (EBIC) señala que biomoléculas contenidas en las algas –como carbohidratos y polifenoles, entre otras– serían las que modulan la expresión génica e inducen cambios metabólicos en las plantas, lo cual lleva a los efectos bioestimulantes observados. Estas biomoléculas tendrían distintos niveles de acuerdo a diversos factores, incluyendo las condiciones de las áreas donde se cosechan.
El planteamiento de que los extractos de algas de los ambientes más inhóspitos tendrían ventajas, sin embargo, necesita de mayores estudios científicos para ser comprobado, de acuerdo a especialistas como Patrick Brown, de la Universidad de California-Davis. Para varios, la explicación del efecto benéfico de las algas en los cultivos sigue manteniéndose en buena parte dentro de una caja negra.
Sí está claro que no todas las algas tienen los mismos efectos y que se requiere mucha investigación para hacer calzar un producto con el objetivo agronómico deseado. Es lo que sucedió con la empresa china Leili, que, cuando empezó a explorar sus primeras formulaciones con fines agrícolas basadas en algas, testeó cientos de especies hasta llegar a solo tres: Sargassum, Laminaria y Ascophyllum.
“Las tres son algas pardas”, dice Bill Duan, y agrega que, de acuerdo a sus investigaciones, “las algas pardas son más adecuadas para los cultivos, gracias a sus ingredientes naturales, como el ácido algínico, la betaína, el manitol, y otros”.
No obstante, a los pocos años, la firma determinó eliminar de su catálogo de productos los que usaban Laminaria y Ascophyllum, y solo quedarse con Sargassum, la cual recolecta de manera natural de mares tropicales como el de Sur de China, Indonesia y Filipinas. “Gracias a una investigación mucho más exhaustiva y al seguimiento de los efectos en las explotaciones, descubrimos que algunos de los ingredientes naturales clave, especialmente las hormonas naturales equilibradas, las proteínas, el manitol y el ácido algínico, tienen un alto contenido en Sargassum”, dice. “Esto hace que el extracto de Sargassum sea más eficaz para mejorar la tolerancia al estrés de los cultivos y potenciar el crecimiento reproductivo para una mayor calidad de los frutos”.
EL DOMINIO DE ASCOPHYLLUM
En el mundo de las algas hay cuatro grandes familias: clorófitas (Chlorophyceae, algas verdes), rodófitas (Rhodophyceae, algas rojas), feofitas (Phaeophyceae, algas pardas) y microalgas. Como se aprecia en la lista del cuadro 1, que no pretende ser completa, existe un número apreciable de algas con actividad bioestimulante documentada. Pese a este gran grupo de opciones, buena parte de la industria se ha concentrado en Ascophyllum nodosum, un alga parda muy abundante en los mares fríos del hemisferio norte.
“De todas las algas, por lejos Ascophyllum nodosum es la más comercializada y la que se ha estudiado también que tiene las mejores propiedades”, dice Andrés Bascopé, Chief Agronomist de BioAtlantis, empresa irlandesa especializada en la formulación de extractos de algas. “Utilizando nuestros procesos de extracción hemos analizado casi todas las especies más conocidas, y las diferencias son bien evidentes”.
La competencia en los productos con Ascophyllum se ha hecho notar. “Hoy existen más de 60 o 70 marcas de productos basados con Ascophyllum nodosum”, constata Joaquín Sosa, de Acadian. “De hecho, muchas de ellas provienen de países donde no existe esta alga”.
La declaración de Sosa hace notar un desarrollo relevante que ha tenido la industria: existen firmas elaboradoras de extractos y formulaciones a partir de algas recolectadas por ellas mismas, mientras otras compran el material para realizar sus formulaciones, ampliando considerablemente la gama de productos. Esto ha ayudado a globalizar la cadena de valor de la industria, aunque ha hecho surgir alertas sobre la importancia para los usuarios de entender qué están adquiriendo.
“Un formulador puede comprar materia prima”, dice Sosa, de Acadian. “Sin embargo, si cambia el proveedor, cambia el producto. Ascophyllum no es un genérico; no todos los Ascophyllum son iguales ni todos los productos basados en Ascophyllum están llamados a hacer lo mismo”.
ALGAS DE NICHO
Por ello, los ejecutivos señalan la relevancia de ser cuidadoso en hacer calzar el producto con el objetivo perseguido y en realizar muchos estudios para ir determinando en forma precisa sus efectos. “No hay algas buenas y algas malas; lo que sí hay son productos distintos unos de otros”, considera Pedro Larraín, representante en América Latina de Kelpak, firma sudafricana que fabrica y comercializa a nivel global su fórmula Kelpak Liquid Seaweed Concentrate, basada en Ecklonia maxima, un alga parda abundante en las costas de África. Hay agricultores, señala Larraín, que se han desmotivado porque han usado otro extracto de Ecklonia y no ha funcionado: “Conozco bien algunos productos de la competencia que son mejores que Kelpak en algún efecto en algunos cultivos y ni siquiera ellos lo saben. Creo que eso le hace un daño muy grande a la industria. A nivel mundial si en vez de ser cuatro o cinco las empresas que hacemos desarrollo técnico lo hicieran todas las que producen y/o venden extractos de algas, imagínate la información que podríamos generar”.
“El mercado en general ha validado que el alga, como elemento diferenciador, es un excelente potenciador de otros productos. La combinación de diferentes elementos apoyados por el alga normalmente genera un mayor y mejor efecto en los cultivos”
Claudio Fernández,
de Patagonia Biotecnología
Larraín no considera a Ascophyllum como una competencia para los extractos de Ecklonia: pueden ir en algunos momentos de aplicación al mismo objetivo, pero por caminos diferentes. “Incluso si se ocupan ambas algas para el mismo fin, podría salir mejor. Hay gente mezclándolas, con resultados muy interesantes”. La formulación de Kelpak, explica, produce un efecto tipo auxínico, reflejándose en la estimulación del crecimiento de raíces, mientras que Ascophyllum tiene un rápido efecto sobre el follaje, típicamente citoquinínico. “Se complementan: por un lado, tengo más raíces; por otro, más follaje. Debido al efecto secundario de las raíces, Kelpak hace más follaje; Ascophyllum, a causa del efecto secundario al haber más follaje, también hace más raíces. En los programas muchas veces yo incluyo ambos extractos de algas”.
El asesor agrícola Rodrigo Ramm, especializado en hortalizas, entiende que “no son todas las algas iguales: Ecklonia o Sargassum, por ejemplo, promueven y aceleran el crecimiento, mientras Ascophyllum tiene un efecto ‘endurecedor’ de la planta, o sea la ayuda a enfrentar condiciones climáticas adversas”. Sin embargo, nota una falta de información de estas diferencias, en especial entre los productores. Hay espacio para el desarrollo de nichos distintos, observa Juan Carlos Bisbal, de PSW International, firma de biotecnología peruana que desarrolla fórmulas agrícolas a partir de algas. “Ascophyllum nodosum es la que más se ha investigado, pero existen diversos tipos de algas, como las que crecen en Perú, como la Durvillaea en Chile, como Sargassum en Asia. Sin embargo, más importante que el alga es el impacto, sobre el producto, de la forma de recolección y proceso, lo cual incide en variables como la uniformidad de los lotes y la calidad”. Añade que ofrecer algas diferentes a las predominantes ayuda a diferenciarse: “el distribuidor dice: si yo traigo Ascophyllum voy a competir con todos a mi alrededor; si traigo Lessonia, la voy a poder posicionar”.
“No hay algas buenas y algas malas; lo que sí hay son productos distintos unos de otros”
Pedro Larraín, de Kelpak
La firma Biobentos también quiere buscar un nicho entre los dominios de Ascophyllum y Ecklonia. “Producimos unos concentrados basados en Macrocystis pyrifera, un alga parda que crece en zonas por donde corre la fría corriente de Humboldt y se alimenta del flujo de nutrientes que vienen desde el polo sur”, dice Gianni Carniglia, uno de los impulsores del proyecto. “No se trata solo de su fitohormona, sino que de toda su estructura, la cual le permite crear unos bosques que crecen hasta 300 o 400 metros desde el fondo marino”. Además de ser una oferta diferenciada frente a las algas dominantes, la firma valora la disponibilidad local de esta fuente de bioestimulantes. De hecho, esto último es una condición central para que los productos basados en algas alcancen un potencial comercial. Es lo que indica Pedro Larraín, de Kelpak, y un intento que realizaron en Chile. Efectuaron un estudio en ese país con 15 algas, tras lo cual seleccionaron tres y, finalmente, se quedaron con una que funcionó de manera muy parecida a su Ecklonia. “Efectuamos pruebas de campo y enviamos muestras a Sudáfrica para aplicar nuestro sistema de extracción: se adaptaba muy bien. No obstante, al escalar a nivel comercial vimos que no resultaba posible asegurar el suministro; de hecho, existen periodos de veda”.
PRODUCTOS COMBINADOS
La combinación de algas en una misma aplicación requiere un respaldo técnico; no siempre es recomendable. “Estamos trabajando con una altísima biodiversidad de algas marinas y dentro de ellas se escogen aquellas con mayor bioactividad. El origen es importante, pero más importante es el proceso –dicen Soffia y Cerda, de UPL–. Pero hablamos de algas específicas, no de la mezcla de muchas algas. Es Ascophyllum nodosum o Laminaria digitata, no un puré de algas sin identificar, porque hay efectos sinérgicos y efectos antagónicos”. De todos modos, la investigación ha detectado que estos extractos funcionan muy bien con productos basados en otros bioestimulantes, biocontroladores o, incluso, sintéticos. “El mercado en general ha validado que el alga, como elemento diferenciador, es un excelente potenciador de otros productos”, dice Claudio Fernández, socio y director de la firma chilena Patagonia Biotecnología, que produce la línea de productos Fartum, basados en cuatro algas patagónicas. “La combinación de diferentes elementos apoyados por el alga normalmente genera un mayor y mejor efecto en los cultivos”. Eso, agrega, complica el ejercicio de determinar el tamaño del mercado de las algas. “Nosotros tenemos productos que son 100% basados en algas y además tenemos 30 productos que son la suma de alga más otros elementos”, argumenta.
“Se está incursionando mucho en mezclas de extractos de algas con fungicidas y distintos insumos para ver si existen sinergias en el nivel de control y en la mejora de la calidad de producción. Es el concepto que en UPL llamamos Pronutiva: la mezcla de productos convencionales con biosoluciones”, explican Verónica Soffia y Patricio Cerda.
El asesor Ramm, especializado en hortalizas, ha experimentado que aplicaciones de Ascophyllum junto a fungicidas aumentan el control de hongos. Ejemplifica con el virus IYSV, transmitido por trips en aliáceas, el cual presenta mayor severidad en condiciones de estrés de la planta. “Un programa de aplicación de insecticidas acompañados de A. nodossum permite al cultivo defenderse mejor del virus.
También la hemos usado frente a virosis como el virus del bronceado del tomate en pimentón y en lechuga, con disminución de severidad aunque sin llegar a cero”. por otra parte, en ensayos formales encontró aumentos de 7% de rendimiento final en cebolla con A. nodosum, mientras que en hortalizas de hoja se ve un mayor crecimiento al emplear Ecklonia cerca de cosecha. “Si queremos desarrollo de raíces, usamos Ecklonia o Sargassum a través de los riegos, ambas funcionan de forma parecida”, detalla el consultor.
LAS OPORTUNIDADES EN AMÉRICA LATINA
Según las empresas consultadas, Estados Unidos y Europa son los mercados más grandes para el uso de algas con fines agrícolas. No obstante, América Latina y de Asia son las áreas donde se verifica un mayor crecimiento. El potencial de África, por su parte, genera altas expectativas.
El consumo en los dinámicos campos chinos es una tendencia notoria, tal como dice Bill Duan, del Grupo Leili. El ejecutivo basado en Beijing menciona que la firma partió su negocio de extractos de algas a inicios de los 2000 con un marcado foco global, apuntando a la exportación. Pero la demanda en China empezó a subir con fuerza: “Hasta hace algunos años, representaba solo el 10% de nuestras ventas totales; hoy se acerca al 30%”, especifica.
“Hay que evitar lo que pasa en ciertos mercados en que pareciera que prácticamente ponen el nombre al alga para favorecer a cierto grupo de empresas. Así se dificulta el ingreso de compañías nuevas”.
Juan Carlos Bisbal, de PSW.
En el caso de América Latina, los ejecutivos destacan a Brasil y los países en donde está más desarrollada la fruticultura de exportación, como es el caso de las naciones de Centroamérica, Chile, Perú, Colombia y México. “Chile es fuerte porque tiene alta tecnología, cultivos de exportación: casi todos los bioestimulantes basados en algas se estrenan en este país, como un trampolín para los otros”, indican Soffia y Cerda, quien además representa a South Pacific en el Comité Latinoamericano de Biosoluciones de UPL.
“Estamos poniendo foco a todos los mercados por igual, todos son interesantes. Obviamente tenemos un camino anticipado en Chile, México y Brasil, por ser los tres polos donde tuvimos desarrollo de Acadian Plant Health directo –dice Joaquín Sosa–. Pero hoy es innegable el potencial consolidado de Perú, Colombia, Ecuador, Centroamérica”.
De todos modos, por su escala, Brasil es el mercado que más atrae. Sosa establece que Acadian vende en Brasil varias veces más como marcas que en otros países, como Chile. “Y si sumamos marcas blancas y productos que de alguna manera refieren a Acadian Plant Health, tenemos una posición gigantesca en términos de volumen”.
“Brasil es un país estratégico para nosotros, en el cual aún no estamos, por lo que nos encontramos gestionando la mejor manera de ingresar”, manifiesta Bill Duan, de Leili, para cuya compañía Latinoamérica representa el 15% del negocio. “En Brasil, estamos pensando lanzar soluciones de extractos de alga para soya, lo cual requiere una formulación que funcione mejor en combinación con agroquímicos”.
No obstante, Brasil tiene desafíos burocráticos importantes. “Es un mercado tremendamente interesante, tanto en tamaño como en diversidad de cultivos, pero también tremendamente difícil: es muy engorroso el proceso de entrada”, opina Fernández, de Patagonia.
REGULACIÓN Y PROBLEMAS DE ETIQUETA
Con excepciones, como puede ser la situación brasileña, hay un parecer generalizado de que América Latina se caracteriza por su baja exigencia normativa, facilitando el desarrollo y comercialización de estas fórmulas en relación a otros mercados. Buena parte de las empresas globales de algas la consideran una región con bajas barreras de entrada. No obstante, también posibilita el surgimiento de una oferta sin investigación ni desarrollo de respaldo. “Hay demasiado producto muy informal”, lamenta Juan Carlos Bisbal, de PSW. En su país, Perú, aprecia una debilidad legislativa: “Cualquiera puede traer cualquier tipo de productos, lo cual finalmente pasa la factura a toda la industria”.
“Suele ocurrir que algunos extractos dicen ser iguales al líder, pero no todos lo son, y ello muchas veces desprestigia esas líneas de productos”, mencionan Verónica Soffia y Patricio Cerda, de UPL.
Andrés Bascopé, de BioAtlantis, enfatiza que las escasas exigencias de ingreso a la mayoría de los mercados permiten “una oferta amplia, aunque en muchos casos de dudosa procedencia. Hay productos que se venden como bioestimulantes naturales y es lo que menos tienen, porque van combinados con otros compuestos que no son de dicha procedencia: pueden funcionar, pero no están en la categoría correcta, porque si tienen hormonas debieran clasificarse como reguladores de crecimiento y no como productos naturales”.
“No son todas las algas iguales: Ecklonia o Sargassum, por ejemplo, promueven y aceleran el crecimiento, mientras Ascophyllum tiene un efecto ‘endurecedor’ de la planta, o sea la ayuda a enfrentar condiciones climáticas adversas”.
Rodrigo Ramm, asesor
Pedro Larraín hace ver otro ejemplo: la imprecisión de la concentración en el producto final. Si una etiqueta anuncia 100% extracto de algas, significa que solo se usaron algas, remarca. “Pero ¿cuánta alga realmente se usó para el producto? Hay pocos que lo decimos”.
Los entrevistados concuerdan en la importancia de la normativa. “Se vende diciendo cualquier cosa: hay que impulsar una política público-privada para implementar normas –propone Sosa, de Acadian–. No puede seguir siendo la materia seca el mecanismo para comparar, hay que diferenciar los productos, definir la información de las etiquetas, establecer los marcadores. Para esto todavía falta instalar capacidad de análisis de laboratorio”.
“Para nosotros es muy importante asegurar que los agricultores trabajen con proveedores que entiendan sus desafíos de productividad y que busquen hacerse cargo de esos retos con mejores prácticas, asegurando que las pro mesas de los productos estén respaldadas por la ciencia y los resultados en el campo”, comenta Cristóbal Díaz, CCO Americas de Brandon Bioscience, compañía de biotecnología marina irlandesa especializada en bioestimulantes de precisión.
En términos regulatorios la tendencia de América Latina es seguir los pasos de la ley de fertilizantes que entró en vigencia en Europa. “Desde julio de 2022, la Regulación de Productos Fertilizantes (FPR) de la Unión Europea permite a los productores de bioestimulantes especificar los efectos de sus productos y solicitar el derecho de publicitarlos en la etiqueta. Se requiere justificar la petición a través de un dosier que se presenta a un organismo verificador independiente, con información técnica y resultados de evaluaciones” detalla el Dr. Oscar Goñi, Chief Technical Officer de Brandon Bioscience. “En la práctica, esto obligará a las empresas a declarar los contenidos de los productos, lo cual debiera fiscalizarse”, subraya Bascopé, de BioAtlantis. “Lo mínimo que se debiera exigir son pruebas de eficacia en el país e indicar con cuánta alga está hecho el producto”, recalca Pedro Larraín, de Kelpak.
Colombia es citado como un país que ha avanzado de manera importante en términos de normativa y de la explicitación de los compuestos: “antes solo era carbono orgánico, ahora ya piden concentración de compuestos como laminarano y manitol”, comenta Bisbal, de PSW International. En Chile también se ha dado un paso adelante, según Verónica Soffia y Patricio Cerda, de UPL: “la nueva legislación de fertilizantes exige al menos declarar los metales pesados y las características fisicoquímicas en sus etiquetas, se debe indicar todos los componentes y clasificarse si son bioestimulantes o fertilizantes o una mezcla, si son enmienda, acondicionadores de suelo, etc. No obstante, ello no impide que sigan existiendo productos sin control”.
“Creemos que estos desarrollos son importantes ya que no todos los extractos de alga son iguales. Para los productores lo que más importa es el resultado en el campo”.
Dr. Oscar Goñi,
de Brandon Bioscience
También hay quienes plantean el riesgo de que las exigencias se transformen en un impedimento para el acceso de los productos de empresas emergentes: “Hay que evitar lo que pasa en ciertos mercados en que pareciera que prácticamente ponen el nombre al alga para favorecer a cierto grupo de empresas. Así se dificulta el ingreso de compañías nuevas”, dice Bisbal, de PSW. “El mercado europeo es muy grande pero también muy competitivo, hay muchas empresas formuladoras, y tienen ciertas restricciones en la legislación para géneros de algas que no sean ni Ascophyllum ni Ecklonia. Entrar a dicho mercado además es muy costoso. Tuvimos conversaciones con algunos traders para colocar productos allá, pero no se pudo, por la legislación. Algo parecido ocurre con el mercado asiático. Si uno va a ir al tema de la formulación, competir en China es muy complicado”.
LOS MÁRGENES SON ALTOS, PERO A LA BAJA
Uno de los impulsos de la oferta en el mercado agro de los extractos de alga ha venido de los altos márgenes de venta, los cuales pueden superar el 50%. Pero, se advierte, dichos márgenes han ido disminuyendo. “Facturas más, pero tienes que sacrificar precio unitario, por competencia, a lo que se suma la coyuntura de incremento de costos, como pasó el año pasado”, comenta Bisbal. Otros actores también mencionan alzas de costos; por ejemplo, de la energía y del flete marítimo en Europa. Algunos optaron por transferirlos a precios, pero han debido absorber una parte y buscar salidas vía eficiencia en el manejo de recursos. En cuanto al rango de precios, hay gran amplitud, testimonia Juan Carlos Bisbal, de PSW: “encuentras productos de US$ 2 a US$ 10: algunos entran muy baratos, duran tres a cuatro años, luego salen del mercado porque no funcionaron. Otros ingresan a un segmento alto de precios, pero año a año se van viendo los efectos y van posicionándose”.
“Hoy es un negocio para todos”, constata Sosa. “En la medida que pase el tiempo habrá que ir demostrando con herramientas empíricas de terreno, y ahí va a regularse el mercado”.
De todos modos, el argumento de base es que el boom está aún por llegar, considerando que, como ya se mencionó, nueve de cada diez agricultores del mundo aún no aplican bioestimulantes, como los extractos de algas. El proceso requiere paciencia, según Bill Duan: “Son productos de lenta adopción, porque necesitan conocimientos y muchas pruebas: los agricultores deben comprobar estos beneficios no solo en una temporada, no solo en un ensayo, deben usarlo 5-10 veces para darse cuenta de sus ventajas”.
Agrega como factor de impulso el hecho de que las grandes multinacionales de químicos agrícolas se estén sumando a los bioestimulantes; por tanto, habrá mayor promoción, mayor conocimiento y mayor adopción. “Si ahora crecemos en 10-15%, no tengo dudas de que llegaremos a 20 y quizás 30%, y podemos doblar el tamaño del mercado en cinco o seis años”, visualiza el ejecutivo de Leili.
LAS INNOVACIONES QUE VIENEN
Pese a llevar varias décadas en su giro, las empresas protagonistas del sector de los extractos de algas entienden que en materia de investigación y desarrollo hay un gran camino por recorrer. Varias son las innovaciones que las compañías avanzan en sus pipelines. Buena parte de ellas busca “transparentar la caja negra”, como expresa Joaquín Sosa, del gigante Acadian.
Ejecutivos consultados en este reporte señalan que sus empresas preparan innovaciones en torno a las algas para hacer combinaciones sinérgicas con productos en términos de nutrición, fitosanidad y bioestimulación. Otro aspecto donde se verán novedades se relaciona con el uso del agua, una limitante en muchos lugares del mundo, y la huella de carbono, en la línea de la sustentabilidad. También en relación a la sostenibilidad, habrá una evolución en el manejo de las mismas algas, pues ya algunos compradores solicitan acreditar el respeto ambiental.
“Hay variabilidad en las algas dependiendo de la época en que las coseches”
Verónica Soffia y Patricio Cerda, de UPL
Además, hay esfuerzos relevantes orientados a mejorar la calidad de los procesos y los productos. “Existe una oferta para el agro en mezcla con compuestos húmicos, fúlvicos, aminoácidos, NPK, pero con una calidad no muy buena desde el punto de vista del aporte de compuestos de algas”, advierte Juan Carlos Bisbal, de PSW. “Por ejemplo, hemos detectado productos con problemas de metales pesados, mientras nosotros encontramos la forma de llevarlos hasta niveles indetectables, sobre todo en las formulaciones líquidas”.
Las iniciativas de I + D dependen mucho del tamaño de las compañías, así como del apoyo que reciben de fuentes externas. Sintomáticamente, las empresas de los países europeos destacaron la conexión con universidades e institutos de investigación, captando fondos públicos administrados por los propios centros de estudio para garantizar la independencia de los resultados.
La irlandesa BioAtlantis, refiere Andrés Bascopé, busca alternativas que vayan en la línea de la sustentabilidad y cero residuos, de la mano con las nuevas exigencias de los mercados, y con el respaldo científico de universidades e institutos de investigación del más alto nivel mundial.
Acadian, dice Joaquín Sosa, dispone de un centro de investigación en Inglaterra donde están perfeccionando la tecnología basada en Ascophyllum nodosum más otras tecnologías afines, con el fin de dar respuestas a estreses específicos: “un producto para salinidad, uno para sequía, uno para frío, para desprender, para recuperar…”
Asimismo se orientan a innovaciones vinculadas a la sustentabilidad, uno de los pilares de la compañía, por ejemplo en el seguimiento de la huella de carbono. PSW se está enfocando a la sinergia entre las algas marinas y extractos vegetales, resalta Juan Carlos Bisbal, de manera que sumen un efecto de control frente a agentes bióticos. La idea es contribuir a una agricultura más verde, disminuyendo el uso de pesticidas químicos ante plagas como trips, pulgones, queresas, cochinillas, mosca blanca, y enfermedades como oídio, mildiú o botritis. Espera poder contar ya con este tipo de productos en su portafolio en los próximos 24 meses. Adicionalmente PSW se encuentra en conversaciones con proveedores de insumos que mejoran la microbiología del suelo, organismos que puedan hacer disponibles elementos nutritivos a través de mecanismos como la fijación de nitrógeno, o la solubilización de fósforo y potasio. Kelpak, al ver que su producto mostraba buenos resultados en floración, explica Pedro Larraín, planteó la hipótesis de que su acción auxínica sumada al descubrimiento de su contenido de brasinoesteroides inducían una elongación del tubo polínico.
Con la participación de investigadores sudafricanos se llegó a demostrar científicamente el efecto del producto en la cuaja. Actualmente se valida en avellano europeo con resultados iguales o superiores a otros frutales, manifiesta. Fertum nació como un proyecto de académicos de universidades chilenas, liderados por Gortardo Schenkel, apoyados por la Corporación de Fomento de la Producción de Chile, que decidieron desarrollar un producto local para la agricultura basado en especies de algas nativas o que se dan en el país. Según Claudio Fernández, “la propuesta de nuestros científicos fue trabajar con una mezcla de cuatro algas. Esto permite la combinación de los principales promotores de crecimiento de todo tipo de cultivo en base de nuestro concentrado, a partir del cual desarrollamos una línea de productos que van desde mejoradores de suelo, estimulación de raíces, brotación, crecimiento, floración, cuaja, fruto, calibre, rendimiento y condición. Podemos aportar desde la nutrición en todas las etapas de desarrollo vegetativo de los cultivos”.
UPL destaca el desarrollo de Gaxy®, “un Ascophyllum nodosum de última generación, súper concentrado”, en palabras de Verónica Soffia y Patricio Cerda, fruto de un perfeccionamiento en las técnicas de extracción que logran igual potencia con menos dosis. Actualmente se evalúa en Perú, Colombia, México, y países de Centroamérica, entre otros. Una línea distinta de investigación dio origen a Vacciplant®, sobre la base de laminarina, que apunta a inmunizar a la planta contra patógenos, como una vacuna, de ahí su nombre. Se encuentra clasificado como fungicida en la categoría FRAC P4, inductor de defensa sistémica (ISR) y de resistencia sistémica adquirida (SAR). Se está validando en todo el mundo en uva de mesa, cereza, arándano, tomate y pimiento, entre otros cultivos. Vacciplant® cuenta con autorización en varios países a nivel mundial y en Chile el SAG lo autorizó en 2020. Soffia y Cerda destacan asimismo las investigaciones en caracterización de los bioactivos de los extractos de algas, con participación de organismos como el Centro Nacional de Investigación Científica de Francia en París.
Leili considera a la tecnología y vocación a los estudios como características que distinguen a la empresa entre los competidores globales del segmento algas. “Contamos con un gran equipo en I+D –subraya Bill Duan– cuya misión principal es trabajar sobre nuestra metodología de extracción enzimática. Es la especialidad de Leili: tenemos una enzima especial que hace que el proceso de extracción de algas sea muy eficiente y único, el cual no daña el ingrediente activo presente en el alga, y nos permite obtener dos ingredientes activos en una misma extracción. Un producto que introduciremos pronto a nivel comercial en el mercado latinoamericano es Fucovita, el cual combina oligosacáridos de fucoidano (FOS) y oligosacáridos de alginato (AOS) con la tecnología de extracción enzimática de Leili. El bioestimulante Fucovita, al mejorar la salud de la planta, puede reducir dramáticamente las enfermedades causadas por virus y bacterias”.
El Dr. Oscar Goñi, de Brandon Bioscience, opina que la investigación tiene un rol fundamental en la confiabilidad por parte del cliente final: “Creemos que estos desarrollos son importantes ya que no todos los extractos de alga son iguales. Para los productores lo que más importa es el resultado en el campo. Como una empresa integrada verticalmente, mantenemos el control y la visibilidad desde la cosecha, fabricación y realización de investigación original para entender los modos de acción y distribución. Trabajamos cada día para entender nuestra materia prima y proveer de asesoría a los agricultores, asegurando responsablemente que lo ofrecido por nosotros se encuentra respaldado por estudios originales publicados y por su desempeño en el campo. Nuestra plataforma de tecnología PSI® es un estándar de prácticas óptimas, y esta estandarización da confianza a los productores. Al ayudar a crear una normativa y estandarización a la industria de bioestimulantes, Brandon Bioscience contribuye a que este mercado sea transparente, consistente y tan comprensible como se pueda para el agricultor y el consumidor”.
Entre las áreas de innovación de Brandon, Goñi especifica: “a través de la bioestimulación de precisión, biomoléculas señaladoras vegetales son diseñadas para dirigirse a variables específicas de los cultivos y enfrentar los obstáculos que los productores experimentan, tales como uso eficiente de los fertilizantes, rotura de vainas, riego con aguas salinas, estrés por calor y uso eficiente del agua. La nueva generación de bioestimulantes dará un paso adelante en el desempeño en un siempre cambiante clima”.
LA COSECHA DE ALGAS DEBE SER SUSTENTABLE
El manejo de la fuente de materia prima debe hacerse con criterio de sostenibilidad para que no haya restricciones, postula Andrés Bascopé, de BioAtlantis. Esto significa evitar un corte indiscriminado en que no se deja rebrotes para que el alga vuelva a crecer.
Joaquín Sosa describe que en Acadian esta tarea se hace manualmente, con rastrillos, a objeto de proteger el disco de adhesión del alga a la roca, que mantiene viva al alga. Adicionalmente, lo anterior significa cosechar las partes más juveniles, contribuyendo a la uniformidad del producto. Otra variable se refiere a la frescura de la materia prima; en Acadian, destaca, tardan solo dos horas en llevarla a la planta de proceso. En Kelpak utilizan plantas completas, tallos y hojas (alrededor de 65% y 35%, respectivamente). “Somos la única concesión en Sudáfrica a la cual permiten hacerlo de esta forma. Gracias a un método de cosecha en franjas, se recolonizan en poco tiempo las áreas cosechadas, haciendo muy sustentable nuestra producción. Disponemos de publicaciones científicas comprobando que en nuestras concesiones marinas hay dos veces más biomasa que cuando partimos a inicios de los 80”. Para estandarizar el producto sacan solamente plantas de cierta edad y tamaño, o sea cuando las algas se han uniformado.
“Hoy, menos del 10% de los agricultores en el mundo conoce los beneficios de los bioestimulantes
y de las algas”
Haiguang (Bill) Duan, vicepresidente de Leili
UPL coincide en varias de las prácticas señaladas: “los 50 años de experiencia en el manejo de algas –expresan Soffia y Cerda– permiten tener un sistema muy bien diseñado. A. nodosum presenta un crecimiento lento, se deja dos años para asegurar la presencia de los activos, y se cortan manualmente volúmenes limitados, obteniendo una mejor calidad. La extracción se lleva a cabo dentro de 24 horas desde la cosecha, con el objeto de reducir al mínimo el deterioro celular.
“Hay variabilidad en las algas dependiendo de la época en que las coseches. Nuestro buen manejo permite estandarizar los procesos y la calidad del producto. Tenemos controles de calidad y certificaciones que garantizan su consistencia en el tiempo”.
Fartum dispone de concesiones marítimas que maneja de la mano con pescadores artesanales. “Es un proyecto 100% sustentable, natural, orgánico y renovable”, afirma Claudio Fernández.
Bill Duan, de Leili explica que su empresa obtiene las algas con barcos que recorren el mar del sur de China, principalmente en torno a la isla Hainan. También las recolectan en Indonesia y en Filipinas. “Preferimos el material en estado natural o salvaje, pues tiene más ingredientes que sirven para los cultivos”, puntualiza. “Aplicamos un criterio de corte para asegurar que cada planta de alga continúe con un crecimiento saludable y sostenible”.
El tema de la sostenibilidad no es trivial, ya que el consumo de algas no se restringe solo al mercado de bioestimulantes. “La demanda de algas ha crecido bastante, presionada por el requerimiento de alginatos de la industria de alimentos. Eso ha hecho que la oferta esté cada vez más ajustada y con precios al alza”, advierte Andrés Bascopé, de BioAtlantis.
EL PROCESO DE EXTRACCIÓN ES UN PUNTO CRÍTICO Y DIFERENCIADOR
Bill Duan, de Leili, remarca que el proceso de extracción permite trabajar directamente con el agente activo que ayuda a las plantas. Así la aplicación es más eficiente, más beneficiosa, y se reducen costos como el transporte.
De acuerdo a la Dra. Izabela Michalak, de la Universidad de Breslavia de Ciencia y Tecnología, Polonia, se utiliza una variedad amplia de procesos de extracción de compuestos desde las células de las algas. Entre ellos se encuentran los métodos químicos, como la hidrólisis alcalina o la hidrólisis ácida; los métodos mecánico-físicos y los tratamientos enzimáticos. Asimismo existen metodologías prometedoras a futuro, como la extracción mediante fluidos supercríticos.
Los compuestos obtenidos dependen tanto de la materia prima como de la metodología de extracción y de los insumos empleados durante el proceso. Distintos procedimientos generan diferencias en la composición de los extractos sacados de una misma especie de alga, de ahí que para muchas empresas se trata de una información protegida, incluso con propiedad intelectual.
A continuación los entrevistados se refieren a los sistemas utilizados por sus empresas: “Tenemos un método de extracción único, que nos permite ofrecer productos diferenciados en términos de composición, con la mayor cantidad de compuestos”, puntualiza Joaquín Sosa, de Acadian. Se trata de una hidrólisis alcalina con hidróxido de potasio donde el potasio es el único residuo que queda en el producto. “El resto es agua aplicada a presión para separar sólidos de líquidos, lograr un caldo 100% soluble, de fácil compatibilidad y obtener las cantidades deseadas de alginatos, fucoidanos, betaínas, prolinas y manitoles que garanticen la consistencia de los productos en distintas fechas del año y en distintos lotes.
“Hoy en día es fundamental poder garantizar la oferta de productos de calidad a los clientes, y en este sentido BioAtlantis cuenta con un proceso de extracción con propiedad intelectual que le permite obtener la más alta concentración de materia seca en sus formulaciones líquidas”, señala Andrés Bascopé. En PSW usan tres procesos distintos, refiere Juan Carlos Bisbal, dos tipos de extractos líquidos (alcalinos y ácidos) y uno sólido. El objetivo perseguido es alcanzar la mayor cantidad de compuestos. “Usamos métodos conocidos en la industria, pero que el equipo ha ido modificando en tiempos, temperaturas, reacciones e insumos, para evitar que una vez rota la célula el citoplasma enfrente un medio agresivo que afecte los biocompuestos”.
En Kelpak se rompe la célula por presión, en un proceso físico sin temperatura ni química ni deshidratación. La ventaja, especifica Pedro Larraín, es que se revientan todos los órganos internos de la célula, hasta los nucleolos y las mitocondrias, de manera que la extracción es muy completa.
Fartum realiza un proceso de extracción de baja entalpía (baja temperatura). “Eso nos permite lograr una mejor calidad en la extracción de los elementos activos que contiene el alga”, postula Claudio Fernández.
También UPL emplea un proceso de extracción en frío, físico, no químico, desarrollo propio de Goëmar, para no perjudicar los bioactivos, señalan Verónica Soffia y Patricio Cerda.