Las diatomeas, algas unicelulares que forman colonias, constituyen el mayor grupo de fitoplancton con más de 100.000 especies. Se multiplican en cuerpos de agua dulce y océanos ricos en nutrientes (Malviya et al., 2016).
Su exoesqueleto, o frústula, está compuesto de dióxido de silicio que absorben del agua en forma de ácido silícico (Treguer et al., 1995). Cuando los nutrientes se agotan, las diatomeas mueren y se sedimentan, formando rocas sedimentarias primarias conocidas como diatomitas, que al molerse se llaman tierras diatomeas (Khraisheh et al., 2004).
Las tierras de diatomeas, presentes en diversas regiones del mundo, tienen características físicas únicas como alta permeabilidad, porosidad, baja densidad y conductividad térmica (Sandhya et al., 2018). Las características específicas de cada yacimiento dependen de sus condiciones fisicoquímicas e historia geológica.
En la agricultura, las diatomeas mejoran las propiedades físicas del suelo, protegen agregados en suelos arcillosos y aumentan el contenido de humedad (Aksakal et al., 2013). Su morfología porosa minimiza la lixiviación y el escurrimiento del agua y nutrientes, manteniéndolos disponibles por más tiempo (Hannan et al., 2014). Además, tienen un efecto de control físico sobre insectos al deshidratarlos (Subramanyam et al., 2000).
Investigaciones recientes han explorado mecanismos de protección contra la radiación UV desarrollados por diatomeas céntricas. Los rayos UV dañan los cultivos a nivel celular, afectando el ADN y causando mutación y muerte celular. Las diatomeas han desarrollado estrategias para disipar la energía excesiva y protegerse contra los rayos UV. La frústula de diatomeas céntricas como C. wailesii filtra la radiación UV mediante la absorción de sílice amorfa, difracción de radiación por su patrón de nanoporos y conversión de radiación UV en radiación fotosintéticamente activa (Tomassi et al., 2018).
El uso de diatomeas fosilizadas se ha descrito como beneficioso para reducir la temperatura en las hojas de los cultivos y en el suelo. Será interesante estudiar si los mecanismos de protección UV en diatomeas céntricas vivas son los mismos que protegen a los cultivos tratados con diatomeas fosilizadas.
En conclusión, las diatomeas fosilizadas ofrecen numerosos beneficios a la agricultura, siempre que el producto contenga una concentración del 100% de diatomeas fosilizadas de origen lacustre. Esto evita los metales pesados presentes en diatomeas marinas que pueden afectar los cultivos. Es esencial que el producto cuente con permisos sanitarios y certificaciones que avalen su calidad y pureza, así como un adecuado proceso de extracción y secado a vapor para eliminar obstrucciones de nanoporos y asegurar la ausencia de metales pesados y patógenos.
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