La soya es el principal cultivo de Brasil y el principal destino de su creciente industria de biológicos. Una buena parte de las 77 millones de hectáreas de soya que tiene el país más grande de América Latina utiliza alguna formulación de biocontrol para protegerse contra plagas y enfermedades. No obstante, no es mucho lo que se sabe aún de los efectos que los bioestimulantes pueden tener en ese cultivo.
Así lo señalan un grupo de académicos de la Universidade Federal do Acre, Campus Rio Branco. Esta fue la motivación para realizar una investigación que busca entender, de manera científica, el efecto que un bioestimulante basado en algas podía tener en esta leguminosa que se utiliza para consumo humano, animal y producción de energía.
“Si bien hay reportes de sus efectos, el conocimiento de la acción de los bioestimulantes basados en extractos de algas en cultivos de soya es aún incipiente”, dicen los autores. “La falta de información sobre el uso de bioestimulantes en la soja puede atribuirse a la falta de estudios que evalúen la eficacia de estos productos en diferentes cultivares y condiciones de cultivo”.
Para ello, los investigadores Clemeson Silva de Souza, Joao Marcos Vaz Cordeiro, Luan de Oliveira Nascimento, Francisca Silvana Silva do Nascimento, Dheme Rebouças de Araújo y Márcia Silva de Mendonça diseñaron una investigación para evaluar las características biométricas de un cultivar de soja en función del número de aplicaciones de un bioestimulante a base de extractos de algas marinas. Sus conclusiones fueron publicadas en un paper publicado en portugués, titulado “Respostas biométricas da soja cultivada com bioestimulante à base de extrato de algas marinhas“.
CARACTERÍSTICAS BIOMÉTRICAS
El ensayo se llevó a cabo en una finca de Xapuri, en el estado Acre del noroeste de Brasil. Se diseñó como un experimento en bloques aleatorios para medir el efecto de un bioestimulante basado en algas marinas disponible en el mercado. A un grupo de ellos se le hicieron dos aplicaciones foliares de bioestimulantes y, a otro, tres aplicaciones. Se mantuvo, además, un grupo testigo con aplicación cero.
En él, se evaluaron las características biométricas de las plantas de soja, incluyendo la altura de la planta, el diámetro del tallo, el número de ramas, el número de vainas y el peso de 100 granos. Los datos obtenidos se analizaron mediante análisis de varianza, comparación de medias, correlaciones de Pearson, análisis de componentes principales (ACP) y agrupamiento UPGMA.
El bioestimulante utilizado para el ensayo fue ExpertGrow, producido por la firma Adama, formulado a partir de extractos del alga conocida como Ascophyllum nodosum.
DOS ES MEJOR QUE TRES
Los resultados mostraron una diferencia relevante cuando se hicieron dos aplicaciones frente a la muestra de control. Los autores descubrieron que dos aplicaciones del bioestimulante en plantas de soja dieron lugar a tallos más gruesos, más ramas y vainas, y granos más pesados. Es decir, una productividad superior a la del cultivo de control.
No obstante, no hubo diferencias relevantes al aplicar en tres ocasiones. En estos casos, las plantas de soja dieron lugar a un aumento de la altura de la planta, pero tuvieron escaso efecto sobre los aspectos productivos.
El documento señala que la altura de la planta no mostró correlación alguna con el diámetro del tallo, el número de ramas, el número de vainas ni con el peso del grano cuando las plantas de soja se cultivaron bajo la influencia de un bioestimulante a base de extractos de algas marinas.
Por ello, los autores concluyen que dos es mejor que tres. “Lo indicado es aplicar dos veces ExpertGrow a las plantas de soja, ya que se obtienen tallos más gruesos, mayor ramificación y vainas y granos más pesados”, señalan los autores.
Los autores sugieren que el uso de bioestimulantes basados en extractos de algas es una alternativa viable para aumentar la productividad de los cultivos de soja. No obstante, manifiestan la necesidad de seguir investigando, ya que los conocimientos sobre la acción de los bioestimulantes basados en extractos de algas marinas en cultivos de soja son aún limitados.