En el mundo hay más de 135 países que cultivan plátano, convirtiéndola en una de las frutas más consumidas a nivel global. Según la FAO, el área cultivada aumenta año a año, así como su producción. Este crecimiento se atribuyó en gran medida al éxito de las estrategias de mitigación de enfermedades en las plantaciones bananeras de los principales países exportadores como Ecuador, Costa Rica y Colombia.
En Asia, el 90% de la exportación de plátanos procede de Filipinas, que experimentó una caída del 46% en sus envíos producto de los daños provocados por Fusarium Raza 4 TR. Esta enfermedad, atribuida al hongo Fusarium odoratissimum en plátano Cavendish, daña los haces vasculares de la planta, haciendo que se marchite. La presencia de la enfermedad se confirmó por primera vez en 2005 en Filipinas, afectando a numerosos huertos en el sur del país.
El control de la enfermedad se basa en la fumigación química del suelo y el uso de cultivares resistentes. Biocidas de amplio espectro como el bromuro de metilo se han usado para fumigar el suelo antes de plantar, pero sus efectos nocivos tanto en salud humana como en el medio ambiente, hacen necesario buscar otras alternativas. La resistencia genética entrega un enfoque sostenible a largo plazo para la gestión y control de la enfermedad, sin embargo, actualmente no hay cultivares comercialmente viables que presenten resistencia contra Fusarium Raza 4 TR.
Lo anterior se explica en gran parte por la complejidad que representa transferir los alelos favorables del cultivar resistente a un cultivar comercialmente viable con buenos rasgos agronómicos. Un equipo de investigadores filipinos se propuso estudiar el potencial biocontrolador de hongos endófitos frente a esta enfermedad, donde el cultivar Cardaba mostró ausencia de infección. Los endófitos compiten con patógenos colonizando, buscando nutrientes y ocupando el espacio que los patógenos utilizarían normalmente para su desarrollo.
HONGOS AISLADOS Y EFECTO PROTECTOR
Se aislaron un total de 15 hongos endófitos de las hojas, pseudotallo y raíces de Cardaba, siendo 11 aislados de las hojas, tres del pseudotallo y uno de las raíces. Blakeslea trispora, Pseudopestalotiopsis theae, Xylaria badia, Nigrospora hainanensis, Colletotrichum gloeosporioides, Xylaria feejeensis, Gymnoascus reessii, Fusarium subglutinans, Rigidoporus vinctus, and Macrophomina phaseolina mostraron actividad antagonista contra F. odoratissimum.
Entre estos, los aislados X. fejeensis (USMJMTBL10), G. reesii (USMJMTBL11), y M. phaseolina (USMJMTBR1) tuvieron la actividad antagónica más alta contra F. odoratissimum in vitro, con rangos entre 87,8% y 96,6%.
Investigaciones anteriores (Gao et al. 2010) han demostrado que los endófitos fúngicos alivian las consecuencias y la gravedad de las infecciones patógenas mediante la producción de metabolitos secundarios. M. phaseolina mostró el nivel más alto de dominancia, evidenciando la inhibición del crecimiento del patógeno. Para los investigadores, esto sugiere que las necesidades nutricionales de F. odoratissimum pueden haberse visto alteradas, provocando una disminución en el porcentaje de germinación de sus esporas.
El equipo de investigación concluyó que los endófitos fúngicos de Cardaba “tienen potencial para ser utilizados como agentes de biocontrol contra F. odoratissimum”, mediante sus mecanismos de competencia, antibiosis y parasitismo. “Una mayor investigación de los mecanismos específicos de control de estos aislados permitiría un conocimiento profundo de su potencial como agentes de biocontrol”, agregaron.
Puede revisar el estudio completo aquí.