La actual crisis mundial de abastecimiento de fertilizantes, sumada a la búsqueda de la protección del medio ambiente y la alimentación saludable, han hecho que la producción de bioinsumos crezca cada vez más. Si bien la oferta de pesticidas sintéticos mantiene una importante presencia en el rubro, los bioinsumos toman fuerza en un mercado que busca productos más naturales pero igualmente eficientes en la mitigación y control de plagas y enfermedades en los cultivos.
Este contexto abre la oportunidad para el mercado de los biopesticidas y para mejorar la regulación actual para su aplicación. Para apoyar la normativa chilena del SAG, INIA La Platina y el SAG trabajaron en una metodología para detallar la identificación y concentración de bacterias y hongos beneficiosos para el sector agropecuario, que se hace posible gracias al proyecto Corfo “Desarrollo de Metodologías y Protocolos que Permitan la Identificación y Aseguramiento de la Calidad de Plaguicidas Microbianos”.
Eduardo Tapia, subdirector regional de Investigación, Desarrollo e Innovación del INIA, comentó que “muchas veces los etiquetados de estos productos dicen que traen algún Bacillus, pero no lo detallan mayormente. Esto es muy importante porque dentro de estas bacterias existen unas benéficas para la agricultura y otras tóxicas, que deben ser diferenciadas con claridad para la preparación y aplicación diaria del bioinsumo, además de los contaminantes que pueden tener”.
Nuevo marco normativo
El proyecto generó dos resoluciones exentas que modifican y complementan la normativa existente, detallando los protocolos a seguir para identificar y concentrar los microorganismos favorables para el control de plagas y para el consumidor final.
“Ahora, la empresa que quiera producir bioplaguicidas va a conocer la metodología de identificación de los microorganismos, evaluación de contaminantes, recuento de agentes microbianos, eficacia y toxicidad que les permitirá cumplir con los requisitos de calidad para el registro y comercialización de sus productos. Esto incidirá en una mayor eficacia en el manejo de plagas e inocuidad de los bioplaguicidas, obteniendo una mejora en el rendimiento de la producción agrícola”, señala Fabiola Altimira, profesional INIA La Platina.
La transferencia conocimiento se desarrolló en el INIA La Platina, ubicado en La Pintana, a través de una capacitación a profesionales del SAG y laboratorios autorizados para la fiscalización de biopesticidas, que serán los encargados de dar cumplimiento a esta normativa. Desde el SAG destacaron que seguir un protocolo común y validado será un aporte para todos.
Este nuevo marco normativo permitirá elaborar biopesticidas con un estándar internacional, que beneficiará directamente a “los agricultores que podrán trabajar con menos químicos, siendo más amigables con el medio ambiente, como indica la tendencia global, para entregar alimentos con mayor calidad para el consumidor de hoy”, concluyó Eduardo Tapia.