Un equipo interdisciplinario de la Universidad de Concepción creó un hidrogel biodegradable con doble función: retener agua y liberar nutrientes de manera sostenida. Este material, probado en distintas especies vegetales, busca mejorar la productividad agrícola y forestal mientras reduce el impacto ambiental de los hidrogeles tradicionales.
El equipo investigador del Departamento de Ingeniería Química (DIQ) y de la Facultad de Agronomía es liderado por la académica de la Facultad de Ingeniería, Katherina Fernández Elgueta.
La investigadora, detalló que el proyecto con forma de esponja, el hidrogel, absorbe agua y mantiene húmedo el suelo para propiciar su bajo consumo, además inmovilizó fertilizantes dejándola con una característica dual, “este material absorbe agua y, a la vez, hace una liberación sostenida en el tiempo de nitrato, fosfato y potasio que necesitan las plantas para el crecimiento. Lo probamos en distintos sustratos, trabajamos con tierra de hoja, arena, arcilla para ver cómo se liberaba, vimos que esto funcionaba bien y estudiamos su biodegradabilidad”, explica Fernández.
La académica también detalló que “lo probamos con plantas en árboles como eucaliptus y pino y en un vivero con tomates y lechugas en condiciones reales de cultivo y, además también se hizo todo el estudio microbiológico en las raíces para definir que no fuera tóxico y se observó un crecimiento muy favorable en comparación a las plantas sin tratamiento”, dijo.
UNA ALTERNATIVA ECOLÓGICA
La idea de desarrollar este hidrogel es reemplazar los productos convencionales existentes en el mercado, “porque (los convencionales) son hidrogeles, pero químicos, hechos de poliacrilato, que es el mismo material utilizado en los pañales desechables para absorber la orina, pero claro, el problema es que genera microplásticos y toda la contaminación que eso significa”, explica Fernández.
Este desarrollo se enmarca también en el contexto de economía circular del uso de la nanocelulosa, explico la docente del Departamento de Ingeniería Química UdeC, para ello están trabajando con la empresa BioForest, desde donde obtienen la materia prima que es la celulosa.
“Llegamos hasta una etapa piloto, pero lo que vendría sería una producción masiva y una validación en gran escala, uso real, porque lo que hemos hecho ha sido en condiciones controladas de cultivo”, dijo la investigadora.
Por otro lado, la investigadora recalca que “en este proceso nos apoyó el vivero Puyaral quien copero con las hortalizas de tomates y lechugas y las pruebas en vivero. Además, la empresa Nahuelbuta nos ayudó con el modelo de negocios en como este material llegará a ser un producto”.