Un nuevo descubrimiento podría revolucionar cómo pensamos y usamos el agave, popularmente conocido por la producción de bebidas alcohólicas como el tequila.
Científicos de la Universidad de Campinas (Unicamp), en Brasil, han desarrollado una cepa genéticamente modificada de la levadura Saccharomyces cerevisiae, capaz de digerir el principal hidrato de carbono presente en el agave, un tipo de planta suculenta muy común en México y en el nordeste brasileño.
Con esta innovación, dicha planta adquiere un potencial para convertirse en una de las más importantes materias primas destinadas a la producción de biocombustible, específicamente en etanol, en los ambientes semiáridos.
Cabe destacar que el etanol en base a caña de azúcar se usa popularmente como combustible para automóviles en Brasil, y la gran mayoría de la industria automovilística de aquel país cuenta con vehículos adaptados al uso de biocombustibles (que se comercializa como alcohol en las estaciones de servicio), lo que permitiría además reducir el uso de combustibles fósiles.
Actualmente en Brasil, la producción del agave se destina únicamente a la producción de fibra de sisal y se desecha gran parte de su biomasa.
EN LA BÚSQUEDA DE MAYOR EFICIENCIA EN LA CONVERSIÓN DE AZÚCARES
Según los investigadores, esta biomasa aún no se emplea en la producción de etanol biocombustible fundamentalmente debido a la necesidad de lograr una mayor eficiencia en la conversión de los azúcares de la planta. Su principal azúcar es un polímero de fructosa llamado inulina, cuya digestión requiere de una enzima que no se encuentra naturalmente presente en la Saccharomyces cerevisiae, la levadura que se utiliza en la industria para producir etanol.
Para la fermentación del tequila, por ejemplo, es necesario concretar inicialmente un proceso de hidrólisis, que rompe ese carbohidrato transformándolo en azúcares menores que luego la levadura logra digerir.
La alternativa radica en trabajar con otros hongos naturales, que consuman naturalmente la inulina; pero aún no se han hallado opciones con la eficiencia que requieren los procesos industriales.
Para que el agave se vuelva factible como materia prima para la fabricación de etanol, investigadores del Laboratorio de Genómica y Bioenergía del Instituto de Biología (LGE-IB) de la Unicamp aplicaron estrategias de ingeniería genética y crearon una nueva cepa de S. cerevisiae.
Aparte de la aplicación en la industria de biocombustible, la idea de los investigadores es que la patente pueda ser útil también en el sector alimenticio, que utiliza la inulina en la producción de fructosa y jarabes.
Los investigadores ya han registrado una solicitud de patente ante el Instituto Nacional de la Propiedad Industrial (INPI) de Brasil.