Probablemente pocos como la Dra. Buzzetti puedan hablar con tanta propiedad sobre herramientas de sanidad vegetal, como lo avalan los numerosos reconocimientos durante su carrera, entre ellos el Premio Mónica Gebert “Mujer Profesional del Agro 2022” entregado por la Asociación Nacional de Fabricantes e Importadores de Productos Fitosanitarios Agrícolas A.G., AFIPA, y los premios Espiga de Oro y Carlos Porter del Colegio de Ingenieros Agrónomos.
–¿Cuáles son las tendencias que se observan en el uso de bioinsumos en tu área de trabajo?
–Los bioinsumos siguen en tendencia al alza de participación en los programas fitosanitarios. En el control de plagas es evidente que hay varias líneas que han ido ganando mercado, en la medida que el usuario va adquiriendo nuevos conocimientos para posicionar adecuadamente estas herramientas y que, ya sea por el aumento en regulaciones locales y/o por restricciones impuestas por los mercados de destino, se requiere realizar un cambio en la tasa de uso de plaguicidas de síntesis química en un programa fitosanitario.
–¿Qué tipos de biocontrol / bioplaguicidas se emplean en Chile y qué nivel de eficacia se ha alcanzado?
–Como plaguicidas comerciales se distinguen buenos ejemplos en la línea de hongos entomopatógenos tales como Nofly® WP o Botanigard®, la de virus controladores de plagas donde encontramos a En Vivo® SC y Carpovirusine®; o en base a bacterias como Dipel® WG, BETK-03, Delfin® WG, entre otros. Por otro lado, también encontramos plaguicidas en base a extractos botánicos tales como Biocap®; QL Agri® 35, entre otros. Luego existen ejemplos comerciales muy eficientes de macroorganimos controladores de plagas, tal es el caso de los nematodos controladores de larvas de curculiónidos comercializados bajo el nombre Capirel®. En general, bien utilizados, diría que todos ellos son buenos competidores de plaguicidas de síntesis química, ya que han logrado reducciones de la población objetivo mayores o iguales a un 60%, alcanzando en algunos casos eficacia mayor al 90%.
UN MERCADO RESPALDADO POR BASES CIENTÍFICAS
–¿Cuán integrados están en los programas de los agricultores, cuáles se han integrado más, cuáles menos?
–Es relativo al producto, aunque, a modo general, los extractos botánicos han sido más sencillos de incorporar puesto que sus resultados suelen tener buen poder de volteo, lo cual denota evidencia de control práctico para el agricultor. Aunque si revisamos la historia del desarrollo del mercado de bioinsumos para el control de plagas, en Chile el año 2007 obtuvo el registro del plaguicida Dipel® WG y ese mismo año se registra también QL Agri® 35, poco tiempo después obtuvo registro una formulación fabricada en Chile, BETK®-03. El año 2006 obtuvo autorización de uso en Chile un plaguicida derivado de la fermentación bacteriana, conocido hasta la fecha como Entrust®, y así encontramos varios ejemplos vigentes hasta la actualidad. Entonces, desde hace casi dos décadas, el mercado ha crecido no solo por la mayor oferta, sino también porque precisamente los pioneros mostraron adecuada eficacia, estabilidad en la fabricación y calidad, lo que permite desarrollar un contexto de mercado respaldado con base científica, en la experiencia y en la creciente demanda.
–¿En qué rubros productivos han resultado más exitosos y por qué?
–En la fruticultura sin duda, ya que existe mayor demanda de mercado por la presión de países de destino de disminuir la carga de residuos de plaguicidas. En ese nicho, además, debido a la mayor demanda, hoy existe mayor oferta autorizada con amplias etiquetas de uso que facilitan la incorporación de los plaguicidas en distintos cultivos y objetivos, y por ende, existe más competencia, lo que favorece al agricultor.
HAY UN COMPROMISO DE DESARROLLAR CON CALIDAD
–¿Hay nuevos productos que estén saliendo? ¿De qué tipo?
–Hay varios productos que inician el proceso de revisión en el Servicio Agrícola y Ganadero y otros que obtendrán pronto sus autorizaciones de uso. Entre ellos se encuentran bacterias con distintas funciones de control, extractos de origen botánico y hongos entomopatógenos. Hay varias empresas que han apostado por bioinsumos, y en ello es interesante el compromiso de calidad con el cual se buscan desarrollar.
–¿Cuánto se ha avanzado en términos de facilidad de uso de bioinsumos en condiciones de campo?
–Es complejo hablar a modo general, ya que existen variaciones. En condiciones de campo muchos bioplaguicidas no requieren cuidados adicionales a los que ya se debiera tener con plaguicidas de síntesis química, sin embargo hay excepciones en el mercado. Algunos, por naturaleza de origen son fotosensibles, o requieren un pH en particular y no pueden ser incorporados en mezclas con, por ejemplo, fungicidas. Pero todo ello debiera estar indicado en la etiqueta de autorización de uso.
–¿Cómo es su adaptación a los equipos de aplicación y a nuevas herramientas, como drones, por ejemplo?
–Ante efectos regulatorios, la aplicación vía dron de un plaguicida, ya sea de síntesis química o un bioinsumo, debe cumplir con distintos requisitos. Entre ellos se encuentra el cumplimiento de todo lo indicado en el Decreto Supremo N°5 Reglamento de Aplicación Aérea de Plaguicidas, de septiembre de 2010, del Ministerio de Salud (MINSAL), además el aplicador debe cumplir con otras regulaciones de la DGAC entre otros requisitos, algunos de ellos aún en vías de regulación, tales como los avisos de aplicación que puedan ser requeridos previamente a una aplicación. Por ende, pese a que varios bioinsumos pueden ajustarse a nuevas vías de aplicación como el uso de drones, si ello no está autorizado en las respectivas etiquetas de autorización de uso, no pueden ser recomendados para fines de control en esa vía de aplicación.
LA DIVERSIDAD DE BIOINSUMOS VA EN ALZA
–¿Hacia dónde progresa la investigación aplicada, qué avances estarán disponibles para los usuarios en los años que vienen?
–Afortunadamente la oferta de diversidad de bioinsumos va al alza, con notables aportes de empresas nacionales tales como BioNativa, seguido de Myconativa y los destacables esfuerzos que realiza el INIA, con Lorena Barra a la cabeza, buscando registrar nuevas soluciones de calidad estable y eficacia reconocida. La ciencia aplicada sigue buscando soluciones para nuestra industria, pero hoy con una mirada también globalizada, entendiendo el gran aporte que, desde Chile, se puede realizar para aportar en una agricultura sustentable sin fronteras.
LA MIRADA DE TRES DÉCADAS DE ACCIÓN EN EL MERCADO
Alfonso Besa, gerente de marketing de NS Agro (Martínez & Valdivieso en Chile y Cytoperú en Perú) puede referir casi en primera persona la evolución de los bioinsumos en nuestro país, porque trabaja con ellos desde hace tres décadas. Un producto señero de
esos inicios fue el BC-1000:
–Tuvimos que hacer un trabajo técnico para transmitir a los agricultores que un extracto de cítricos, aun no siendo un fungicida de síntesis, era capaz de parar una enfermedad como la Botrytis en tiempos del ‘boom’ de la uva de mesa. Llegamos a tener una participación altísima en un fitosanitario que se puede aplicar precosecha o durante la cosecha con cero residuos. Creo que
marcó un antes y un después, porque abrió la mente de los productores.
En el área de los bioestimulantes, le tocó introducir a Goëmar, de Francia, con Calibra y BM 86, compitiendo con solo otros dos extractos de algas. Se promocionaban principalmente para mejorar calibre y compensar efectos secundarios negativos de productos de síntesis, recuerda.
Marcados en su memoria están también unos jóvenes estudiantes de la Universidad de Talca que se acercaron para ofrecer Trichoderma, organismos vivos para el control de Botrytis, llegando a lugares en la flor donde los químicos no accedían. Había que mandar a hacer el producto, lo fabricaban el mismo día, se despachaba y debía aplicarse al día siguiente. “Fue el origen de TrichoNativa, el primer producto de BioNativa; hasta hoy lo vendemos”. Actualmente Bio Insumos Nativa tiene presencia en 16 países.
Besa visualiza que el mercado de los bioestimulantes y el del biocontrol corren por pistas diferentes, no son comparables. El primero es mucho más grande en Chile y en el último quinquenio el entrevistado estima un crecimiento a tasas del orden de 10 a 15% anual; el segundo ha aumentado por sobre el 20% al año, pero su base es más pequeña.
–¿Los bioestimulantes han tomado una parte del negocio de los fertilizantes?
– No, ha sido 100% una ampliación, se han sumado. Los bioestimulantes dan las señales hormonales o por otra vía para activar más a la planta, y al mismo tiempo hay que acompañarlos con más fertilizantes para lograr un efecto completo. Entonces hoy el agricultor se encuentra dispuesto a gastar más en los cultivos de alto retorno, principalmente frutales, porque también los resultados esperados cada vez son más exigentes. Hay más bioestimulantes en el programa porque generan más ingresos. Ambos mercados crecen.
–¿Qué influencia ha tenido el cambio climático en el uso de bioestimulantes?
–Tiene un impacto, de todas maneras. La reina actual de los frutales, la cereza, se adapta mal a los veranos chilenos; soportamos la postcosecha gracias a los bioestimulantes. Aparte de un bloqueador solar hay que aplicar sí o sí un extracto de algas, aminoácidos, etc. En primaveras frías, también asociadas al cambio climático, pierdes mucho potencial productivo si no se usan bioestimulantes. Son instrumentos que te ayudan a sortear estos temas.
HOY EL 100% DE LAS QUÍMICAS TRABAJAN ESTE TIPO DE INSUMOS
Alfonso Besa califica como una buena noticia el incremento de participación de las grandes compañías de agroquímicos en los productos bío, pues han aportado un gran respaldo e inversiones.
–En el tema biostimulantes, Chile cuenta con pocas barreras de registro, frente a lo cual no todos los actores operan con la misma seriedad y al agricultor le llegan productos que no funcionan como debieran. En este contexto, las multinacionales suben el nivel técnico. Hoy, afirma, el 100% de las químicas está registrando este tipo de insumos o está trabajando para eso. Lo mismo ocurre con las empresas distribuidoras, todas tienen una alternativa que ofrecer. Dadas las décadas de trabajo en esta área, Martínez & Valdivieso lleva ventaja, comenta: “si uno junta nuestra oferta en bioestimulación y biocontrol, somos lejos el número uno”.
A futuro se observa muchísimo espacio para el avance de los fitosanitarios de origen natural, plantea el gerente de marketing de NS Agro:
–Hay gran necesidad de bajar residuos en fruticultura frente a compradores cada vez más exigentes. Todavía nos queda toda la “era del cobre”, insumo amenazadísimo por razones ambientales y que recién está reemplazándose por otras opciones. Se suma la salida de herramientas basadas en mancozeb, y las restricciones crecientes al uso de fungicidas. Por su parte los productos de biocontrol están mostrando iguales o mejores efectos que los de síntesis. Hay mucho por delante todavía, entre nuevos usos y reemplazos, de todas maneras. El mercado de los productos bío en el país se asocia a la fruticultura, constata Alfonso besa, por lo tanto se utilizan menos en las zonas de más al sur, donde predominan otros cultivos.
–¿Esto se debe a un mayor precio?
– Cuando tienes un retorno bajo, se limita la cantidad de insumos que puedes aplicar. A lo mejor el costo/beneficio no se da tanto en un cultivo más tradicional, como el trigo, por ejemplo.
SE VIENE UNA TERCERA GENERACIÓN DE PRODUCTOS
El entrevistado plantea que al revisar los productos que se están sometiendo a registro, cada año se presentan menos productos de síntesis, incluyendo los genéricos, y más productos del mundo biológico. Bioestimulantes y biocontroladores parecen enfrentar situaciones bastante opuestas en cuanto a exigencias para su registro.
–Las escasas limitantes de entrada para los bioestimulantes permiten la participación de muchos actores. Sin embargo llegan hasta un cierto punto de penetración de mercado, porque se debe demostrar el resultado del producto, contar con la logística, dar crédito a los clientes, entregar un respaldo, llevar a cabo la cobranza… Respecto de los biocontroladores, no obstante ser prácticamente inocuos, para su registro reciben el mismo trato normativo que el más tóxico de los pesticidas. Es un proceso caro, complejo, largo, existe un filtro que no es razonable cuando debiera haber incentivos para que existieran más alternativas. Mientras antes nos reconvirtamos a productos inocuos, mejor para todos.
–¿Qué novedades veremos en el futuro próximo?
–En una primera etapa era un biocontrolador versus un patógeno. La segunda generación se diferenció por formulación, por origen, por respaldo; la calidad aumentó, se alargó la duración en anaquel, se flexibilizó la forma de uso de acuerdo a las necesidades de la agricultura. En mi opinión la tercera generación viene con un acento fuerte en la purificación de los metabolitos. Se están sacando ingredientes de los organismos vivos que van a ser potentes mecanismos de control de patógenos. Veo que la línea de bacteriófagos avanza fuertemente y va a ser tendencia, porque son muy específicos y no generan resistencia. En bioestimulación lo que viene es la autodefensa. Estamos conociendo mejor las plantas, los genes que se prenden, los que se apagan, cómo manejarlos, cómo evitar los estreses. El conocimiento fisiológico nos va a permitir mayor eficiencia en el uso de los insumos.