El valor actual del mercado global de biopesticidas se estima en US$5.500 millones de dólares y se prevé que llegue a US$11.300 millones en 2027, con un 15,6% de la tasa de crecimiento anual compuesta (CAGR), según ha informado Markets and Markets Research.
El aumento de la demanda de prácticas agrícolas sostenibles, el manejo integrado de plagas, la agricultura ecológica, la resistencia a plagas y enfermedades, y la necesidad de frenar las pérdidas de cultivos después de la cosecha; han fomentado el desarrollo de bioplaguicidas.
La mayor demanda por cultivos de alta calidad que aseguren tener buenas exportaciones, la prohibición reglamentaria de ingredientes activos clave y la aparición de plagas y enfermedades debido al cambio climático, están abriendo el camino para el uso y desarrollo de biopesticidas en buena parte de las zonas productoras del planeta.
EN LA BÚSQUEDA DE SOLUCIONES SUSTENTABLES
Frente a los altos costos que conlleva desarrollar nuevos pesticidas y los procesos de I+D involucrados, los biopesticidas tienen la ventaja de contar con periodos más cortos de desarrollo y con menores costos. Debido a su rentabilidad, ‘startups’ y pequeñas empresas han apostado por este sector con presupuestos de investigación limitados.
Esto ha llevado a una intensa competencia por los principales actores del mercado de biopesticidas. Además, los largos periodos de tiempo para ingresar pesticidas sintéticos, han hecho que las compañías busquen soluciones sustentables para el control de plagas y enfermedades. El análisis también proyecta que la demanda de este segmento siga aumentando durante el periodo de estudio.
Pero hay ciertas limitantes también. Todo el sector de los bioinsumos comparte la restricción de tener una vida útil limitada, que sumada a la alta probabilidad de contaminación, hacen que la supervivencia de los microorganismos durante el almacenamiento sea una constante preocupación. Variables como la exposición a la luz solar, medios de cultivo, mantención de la temperatura, estado fisiológico de los microorganismos al momento del cultivo, entre otras, inciden también en la vida útil de este tipo de productos.
OPORTUNIDADES DE CRECIMIENTO
Actualmente, los microorganismos son la fuente más amplia de bioplaguicidas con un valor de US$3.537 millones en 2022. Estos bioinsumos son específicos para cada plaga y no tienen efectos nocivos en el medio ambiente. Su ciclo de vida más largo comparado con los insectos benéficos hace que puedan ser preservados por más tiempo sin modificar sus efectos como controladores biológicos. Su costo productivo también es menor respecto a otros productos, lo que ha sido clave para desarrollar este segmento de biopesticidas.
Actores importantes del sector como Bayer, están haciendo avances en tecnología microbiana y de ARN de interferencia (ARNi), para permitir que los productores tengan mejores alternativas para la aplicación de productos biológicos. Las investigaciones que están desarrollando las principales compañías de protección de cultivos, han impulsado el uso efectivo de señales biológicas para gatillar genes ARN específicos, que podrían ayudar frente a la resistencia a plagas y enfermedades, al mismo tiempo que mejoran el rendimiento y la calidad.