El Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias de México, INIFAP, desarrolla el manejo integral para combatir la antracnosis del mango. La enfermedad causada por el hongo Colletotrichum gloeosporioides es un desafío crítico que requiere un enfoque integral. Esta combina estrategias químicas, biológicas y culturales para optimizar los cultivos y reducir el impacto ambiental.
La nutrición equilibrada es clave e incluye la aplicación de fertilizantes minerales N-P-K, que aportan nitrógeno, fósforo y potasio, fundamentales para su desarrollo. A cada árbol se le agrega composta (materia orgánica) y biofertilizantes con microorganismos como Glomus intraradices y Azospirillum brasilensis. Los últimos mejoran la calidad del suelo y ayudan a que las raíces absorban mejor los nutrientes.
En prefloración, recomiendan la aplicación del hongo benéfico Trichoderma harzianum que reduce la severidad de la enfermedad, a través de aspersiones controladas de fungicidas durante la floración.
Además, se recomienda la poda de saneamiento realizadas en mayo y/o junio, acompañadas de un control riguroso de plagas y enfermedades.
La antracnosis del mango es desafío para los productores en la Costa de Guerrero. En esa región las floraciones tempranas coinciden con condiciones de alta humedad relativa y bajas temperaturas. Estos factores favorecen la propagación del hongo y pueden causar pérdidas económicas de hasta el 60%.
A lo anterior se añade el uso excesivo de fungicidas convencionales. El abuso de hasta 10 aplicaciones por ciclo, ha generado problemas de contaminación ambiental, resistencia de los patógenos y residuos tóxicos en los frutos.