La búsqueda y necesidad de una agricultura más sustentable es uno de los principales impulsores del cambio de paradigma en el actual ecosistema agroindustrial. Es así como muchas empresas que históricamente se dedicaron a la formulación y comercialización de agroquímicos, han desarrollado nuevas líneas de negocio para soluciones biológicas, o incluso se han reestructurado como firmas de bioinsumos.
Es el caso de MAFA Bioscience. La empresa, que nació en 1969 en la Comunidad Valenciana, se dedicaba principalmente a los productos fitosanitarios. En 2018 Grupo Sierra Sur, holding empresarial centrado en el sector agroalimentario, compró la empresa y desarrolló una nueva estrategia de negocios. “Nos dimos cuenta que la tendencia de mercado estaba cambiando y los agricultores iban teniendo requerimientos de productos más verdes”, dice José Carlos Sánchez, CEO de MAFA Bioscience.
De esta forma, MAFA se reestructuró como una empresa enfocada en I+D y en la inversión en nuevas tecnologías, dedicándose a la investigación, desarrollo, fabricación y comercialización de soluciones biológicas para los cultivos. “Siempre estamos en la búsqueda continua de soluciones novedosas para los problemas del agricultor”, dice Sánchez.
La reestructuración también trajo consigo nuevas instalaciones de la compañía en la Ciudad Industrial, Tecnológica y Área de Innovación, también conocida como el Parque Metropolitano de Granada. “Construimos un laboratorio nuevo, una planta de fermentación, tanto de la línea de hongos como la de bacterias, y una planta de formulación de extractos vegetales y aminoácidos”, señala el CEO de la firma.
MAFA trabaja bajo la filosofía ‘vegetal ecobiology’ (ecobiología vegetal), “que es el pensamiento y el convencimiento por el que nosotros creemos que podemos conseguir productos de origen microbiológico y botánico para suplir a los productos pesticidas”, explica Sánchez.
“Hay una merma microbiológica en los suelos y tenemos el reto de mejorar las condiciones del suelo”.
FOCO EN LA INVESTIGACIÓN Y DESARROLLO
El enfoque de MAFA en la investigación y desarrollo es uno de sus fuertes, con un área de I+D que cada año cuenta con una dotación por sobre el 10% de la facturación anual de la empresa para el financiamiento de proyectos de investigación.
Los acuerdos de colaboración con otras entidades, como universidades o centros de investigación, permiten que MAFA siga creciendo y potenciándose. “Trabajamos con científicos y entidades de investigación. Básicamente lo que se hace con ellos es llegar a acuerdos, porque el I+D lo tienen generalmente las universidades. Llegamos a un acuerdo para explotar el I+D y finalmente incorporar estos científicos en nuestro equipo”, explica el CEO de la compañía.
Este es el caso de MYCOBROW, una investigación pionera que busca diseñar productos biológicos a partir de residuos industriales, para el que incorporaron a la Dra. Gloria Andrea Castro Silva, quien lidera el proyecto. MycoBrow es el acrónimo ‘Myco Biorremediated Olive Waste’, del proyecto de investigación “Obtención de Compuestos Bioactivos a partir de procesos de Biorremediación de Residuos Industriales del Olivar y Evaluación de su actividad Bioestimulantes y Biopesticida”.
Específicamente consiste en la transformación del alperujo, subproducto de la extracción del aceite de oliva, en un producto de uso agrícola, basándose en el proceso integrado de cero residuos de MAFA. “A través de un proceso de fermentación de esta materia orgánica, lo que hacemos es reducir la cantidad de contaminantes a través de la aplicación del hongo Pycnoporus cinnabarinus. Este hongo reduce los polifenoles y hace un producto apto para el campo; reincorporamos a los cultivos algo que iba a ser un residuo”, describe Sánchez.
El producto obtenido está en fase de terminación del proyecto y actualmente se está registrando en Europa como un bioestimulante. “Ya tenemos la batería de ensayos que nos exige el nuevo reglamento europeo y pronto estará también disponible en el resto de los países”, agrega.
TRABAJO CONTINUO PARA DESARROLLAR SOLUCIONES A PROBLEMAS REALES
El catálogo inicial tras la reestructuración de MAFA consistía en correctores y bioestimulantes. Tras las inversiones que realizaron en I+D desarrollaron una línea de fitobióticos, que, según explica Sánchez, corresponden a productos de origen microbiano con acción biocontroladora.
MAFA está en un constante trabajo por desarrollar nuevas herramientas para ofrecer a los agricultores, por lo que dentro de su portafolio existen productos en fases embrionarias y otros en proceso de validación o registro. “Siempre hay productos que vienen de camino y nuevos proyectos. El cambio en las condiciones climáticas sin duda van a ser el gran obstáculo que vamos a tener, pero también tenemos que recordar que hay un deterioro que se ha producido por tantos años empleando productos fitosanitarios. Hay una merma microbiológica en los suelos y tenemos el reto de mejorar las condiciones del suelo”, advierte.
VOCACIÓN DE EXPANSIÓN INTERNACIONAL E INTERÉS EN AMÉRICA LATINA
MAFA cuenta con presencia en los cinco continentes, donde más del 70% de su facturación corresponde a terceros países. En 2021 instalaron una filial en México y además están presentes en Perú y Ecuador a través de distribuidores, y abriendo mercados en Costa Rica y Guatemala, donde están terminando los procesos de registro.
En México ya cuentan con ocho formulados, de los cuales cuatro son reguladores de crecimiento que emplean materias primas a base de extractos de algas y aminoácidos, mientras que las cuatro restantes corresponden a fertilizantes y bioestimulantes. “Por el momento tenemos ocho productos, pero ya se están registrando los de base microbiana. Hay cuatro productos en marcha con las autoridades de COFEPRIS (Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios) y pronto estarán disponibles y tendremos un catálogo de catorce productos en cartera para la filial mexicana”, señala el CEO de MAFA.
En el caso de Perú, iniciaron con AMINON WSP, un bioestimulante que aporta una alta concentración de ácido glutámico y glicina, que induce tolerancia al estrés hídrico en los cultivos. “Tiene muy buena respuesta para uno de los grandes problemas que hay ahora mismo en la agricultura a causa del cambio climático, donde no disponemos de toda el agua que quisiéramos durante algunos periodos del ciclo de cultivo. Su aplicación preventiva permite a las plantas enfrentar más eficazmente condiciones de sequía, permitiendo a los agricultores gestionar de manera más eficiente el suministro de agua disponible en caso de restricciones”, sostiene José Carlos Sánchez.
Paralelamente están introduciendo otros productos como Eklobac, un bioestimulante a base de ácido algínico procedente de extracto líquido del alga Ecklonia maxima y fermentación microbiana con la bacteria Pseudomonas spp.
En cuanto a los distribuidores de MAFA, funcionan mediante contratos de exclusividad a largo plazo, sobre los diez años. “Los distribuidores son los que nos exigen tener los productos más novedosos y con más valor añadido. Por eso intentamos tener una paleta representativa para llegar a todos los nichos de mercado”, explica el CEO.
CAPACIDAD CONSOLIDADA
Las instalaciones de MAFA están sobre una parcela de 10.000 metros cuadrados, con una capacidad de crecimiento importante. “Recientemente hemos terminado de implantar la planta de fermentación de hongos y tenemos una capacidad importante y consolidada. Evidentemente siempre estamos viendo hacia el futuro y tenemos la capacidad de hacer una ampliación”, señala el CEO.
“SI NO SUPERAMOS EL FILTRO DEL AGRICULTOR, NO PODEMOS COMERCIALIZAR”
Respecto a la apertura de nuevos mercados, Sánchez refiere que antes del ingreso comercial, realizan validaciones locales de sus soluciones. “Antes de dar el paso comercial tenemos que estar 100% seguros de que el producto funciona donde lo estamos llevando. Hasta que no sale a campo los resultados pueden ser relativos. Cuando el producto está en campo en diversos países, donde el clima es diferente y el producto funciona, se puede hacer el lanzamiento comercial, pero antes hay que hacer siempre un trabajo previo”, sostiene.
Y destaca que para validar, los agricultores son fundamentales. “Los agricultores son los que tienen que ver el producto en el campo; los productos tienen que demostrar sus efectos en la planta, que tiene que reaccionar a lo que aplicaste. Si un agricultor no prueba, no te valida, y si no superamos el filtro del agricultor no podemos comercializar”.