Como una manera de apostar por la seguridad y el desarrollo de manera sostenible, los bioplaguicidas y biofertilizantes están ganando terreno en China, luego de que el gobierno decidiera poner atención en el crecimiento del sector agrícola con bajas emisiones de carbono.
Desde el Ministerio de Agricultura y Asuntos Rurales de China comunicaron que las compañías y distribuidores de plaguicidas de todo el país utilizan el sistema “una botella, un código”, para controlar la calidad, así como para mantener los plaguicidas ilegales, que suelen ser muy tóxicos, fuera del mercado. Desde el ministerio pidieron que se disminuya la cantidad de fertilizantes químicos en uso, en el marco de un reciente plan de reducción de las emisiones de carbono para las zonas rurales.
“La producción de bioplaguicidas es más respetuosa con el medio ambiente, ya que no deja residuos”, señaló Zhang Hongyan, vicepresidenta de Shanghai Nongle Biological Products, fabricante de biopesticidas. “Hace 20 años nos resultaba mucho más difícil promover los pesticidas biológicos en lugar de los químicos, porque los agricultores chinos buscaban sobre todo eficacia y resultados rápidos, en lugar de calidad”, agrega.
Zhang explicó que las cosas empezaron a cambiar alrededor de 2015, cuando los políticos comenzaron a hablar con más frecuencia sobre la protección del medio ambiente y el mejoramiento de la calidad. En 2016, Nongle Biological comenzó a ofrecer un paquete de servicios agrícolas con fertilizantes y plaguicidas más ecológicos. Actualmente, tres de sus bioplaguicidas de desarrollo propio están a punto de ser comercializados.
Las cooperativas de agricultores de los suburbios de Shanghai llevan adoptando estas soluciones ecológicas desde 2017. Algunas de ellas siguieron las recomendaciones de las autoridades locales y aplican bioplaguicidas cuatro o cinco veces al año para evitar el tizón del arroz y el tizón de la vaina.
Según una investigación de laboratorio de la Universidad Jiaotong de Shanghai, los bioplaguicidas más utilizados entre esas cooperativas se desarrollan a partir de metabolitos de bacterias, que pueden almacenarse durante dos o tres años, al igual que los químicos. La institución acaba de finalizar los trabajos de laboratorio sobre un nuevo biopesticida más eficaz, tras más de 10 años de investigación.
“Con la modificación de genes y de la vía metabólica, podemos obtener 14 gramos de pesticida por cada litro de líquido de fermentación. Normalmente, el extracto sería de sólo 0,05 gramos”, indicó He Yawen, director del centro de I+D de biopesticidas y biofertilizantes establecido conjuntamente por la Universidad Jiaotong de Shanghai y Shanghai Nongle Biological Products.
De esta forma, China se mueve en la misma dirección que el mercado agrícola mundial, donde los bioplaguicidas están cerca de constituir un mercado de US$7.000 millones el próximo año, con una tasa de crecimiento anual compuesta del 16%. Esto es casi tres veces más rápido que el crecimiento del mercado global de pesticidas. Según la empresa de análisis de datos Market Research Engine, dicho mercado está impulsado por factores como el aumento de la resistencia a las plagas, el incremento de las prohibiciones de los pesticidas sintéticos y los avances en las soluciones de gestión integrada de plagas.