Al cabo de tres años, el especialista en biotecnología junto a las investigadoras Fabiola Altimira y Nancy Vitta, además del extensionista Paulo Godoy, dieron a conocer un innovador sistema para el manejo de unas de las principales plagas que amenaza la oferta exportadora de uva de mesa en Chile.
De acuerdo al investigador, la polilla del racimo de la vid es originaria de Europa y fue detectada por primera vez en territorio nacional el 2008, en la región Metropolitana. Debido al grave daño fitosanitario que genera en los cultivos de exportación, como uva, arándano y ciruela, el Servicio Agrícola Ganadero (SAG) la declaró bajo control obligatorio.
A partir de ese momento, el INIA con el apoyo de la Fundación para la Innovación Agraria (FIA) comenzaron a levantar información acerca de la fenología de este insecto, creando un modelo de alerta para el control de Lobesia botrana en Chile que se transformó en un eje central la estrategia de mitigación.
TRES GRANDES DESAFÍOS DEL PROYECTO
En la actualidad, según Tapia se presentan tres grandes desafíos en el control de Lobesia botrana: reducir la intensidad del uso de agroquímicos, apuntando a la generación de una cadena de valor sustentable, además de fortalecer la inocuidad para la producción agrícola de alimentos seguros y saludables; controlarla en las áreas urbanas, donde existe un acceso restringido a las plantas infestadas en las casas, junto a su difícil control químico por la cercanía a las personas.
“Para responder a estos desafíos impulsamos un proyecto que nos permitiera obtener plaguicidas microbianos para el manejo integrado de Lobesia botrana en vides. Durante el tiempo que duró la ejecución de la iniciativa realizamos ensayos en las regiones Libertador General Bernardo O´Higgins, Valparaíso y Metropolitana, con el objetivo de validar y mejorar los resultados de eficacia de nuestro proyecto”, detalló el especialista de INIA La Platina.
Paralelamente, utilizaron la metodología de Grupos de Transferencia de Tecnología (GTT) para capacitar a los agricultores en torno a esta temática. Y luego de tres años, puntualizó que los resultados de esto apuntaron a la disminución de las brechas tecnológicas, respecto al desconocimiento de controladores biológicos en base a microorganismo, para la mitigación de poblaciones de Lobesia botrana.