La inoculación de semillas de maíz con la bacteria Azospirillum brasilense permitiría reducir el uso de abono nitrogenado. Esto según investigaciones llevadas a cabo en los últimos diez años por la firma brasileña Embrapa Soja, que consideran dosis de 90 kg por hectárea de nitrógeno.
La investigadora de Embrapa, Mariangela Hungria, explicó que las cepas Ab-V5 y Ab-V6 funcionan como promotores del crecimiento vegetal y son capaces de sustituir parcial o totalmente el uso de fertilizantes químicos, lo que es una estrategia clave para Brasil, que importa la gran mayoría de los fertilizantes que aplica.
Según Hungria, esta tecnología de inoculación del maíz permite reducir la cobertura de fertilizantes nitrogenados y aumentar el rendimiento medio del grano en un 3,1%. “Todos los experimentos realizados confirman estos beneficios en diferentes niveles de rendimiento, condiciones tropicales y subtropicales, suelos arcillosos y arenosos, con alto y bajo contenido en materia orgánica”.
UNA DÉCADA DE BUENOS RESULTADOS
En los últimos diez años, Embrapa Soja realizó 30 ensayos de campo (26 de ellos en primera cosecha) para estudiar la inoculación en 12 genotipos comerciales de maíz (híbridos y variedades) con las cepas Ab-V5 y Ab-V6 de A. brasilense. El investigador Marco Antonio Nogueira dijo que las plantas recibieron la misma fertilización de base con macro y micronutrientes y la inoculación se realizó en el momento de la siembra, cuando también se aplicaron 24 kg/ha de nitrógeno.
Nogueira señaló que “el rendimiento en grano de las plantas inoculadas y con el 75% de la cobertura de fertilizante nitrogenado fue igual al de las plantas no inoculadas que recibieron el 100% del fertilizante nitrogenado, lo que indica que es posible reducir la cobertura de fertilizante nitrogenado en un 25%, sin pérdida de productividad”.
Para los investigadores, estos resultados son el resultado de dos procesos microbianos complementarios, coordinados por bacterias promotoras del crecimiento vegetal. Una de ellas es la fijación biológica del nitrógeno que suele ser capaz de satisfacer entre el 5 y el 20% de las necesidades de la planta.
El otro proceso favorece el crecimiento de las raíces del maíz, a través de la síntesis de fitohormonas, principalmente ácido indolacético, que mejora la exploración del suelo en busca de agua y nutrientes. “El inoculante aumenta la eficiencia de uso del fertilizante nitrogenado que, en las condiciones brasileñas, rara vez supera el 50%, y gran parte de él se pierde por lixiviación, contaminando las aguas fluviales y subterráneas, y por la emisión de gases de efecto invernadero”, dijo Nogueira.