El roble ha sido un compañero fiel en la elaboración del vino desde hace siglos. Muchos productores han optado por mucho tiempo guardar sus vinos en barricas de roble, mientras que otros ponen ramas de este árbol reconocido por el color, la fuerza y la durabilidad de su madera.
No obstante, un grupo de investigadores españoles quiso analizar si es que había algo más en esta íntima relación entre el vino y el roble. A.I. Pardo-García, A.M. Martínez-Gil, E. Cadahía, F. Pardo, G.L. Alonso y M.R. Salinas diseñaron una prueba para analizar si el extracto de roble podía tener un efecto bioestimulante en la uva de vino. Querían analizar si su aplicación podría llevar a una bebida con la mayor presencia de uno de los componentes claves que la uva le traspasa al vino: los polifenoles.
Estos son compuestos químicos clave para la uva porque contribuyen al color, el sabor y la sensación en boca del vino. También tienen propiedades antioxidantes que pueden ayudar a proteger el vino de la oxidación y mejorar su conservación. Además, los polifenoles se han asociado a posibles beneficios para la salud, como la reducción del riesgo de enfermedades cardiovasculares y cáncer.
“El objetivo de este trabajo fue evaluar la composición fenólica de vinos elaborados a partir de cepas de Monastrell tratadas con un extracto comercial de roble para estudiar su actividad bioestimulante”, señalan los autores.
Para ello, se acudió a un extracto suministrado por la firma Protea France S.A.S. y que usualmente se utiliza como aditivo alimentario en licores y zumos de frutas para aportar su característico aroma a roble, ya que es rico en compuestos volátiles. Su aplicación fue por vía foliar.
El estudio incluyó un grupo de control que no recibió ningún tratamiento. Los autores también probaron diferentes concentraciones de extracto de roble y diferentes números de aplicaciones para analizar los resultados en diferentes muestras. Los autores analizaron la composición fenólica de los vinos resultantes mediante HPLC-DAD-MS y compararon los resultados con los del grupo de control. El estudio concluyó que el extracto de roble podía considerarse un importante bioestimulante de los polifenoles de la uva, ya que aumentaba el contenido de varios polifenoles en el vino.
“Los resultados mostraron que el extracto de roble podía considerarse como un importante bioestimulante de los polifenoles de la uva, ya que afectaba su composición, produciendo vinos menos alcohólicos y ácidos, con mayor intensidad de color, menor matiz y, por tanto, un color más estable y mayor contenido de polifenoles como ácido gálico, ácidos hidroxicinamoiltartáricos, antocianos acilados, flavanoles y estilbenos”, dicen los autores.
El análisis del vino resultante mostró que el extracto de roble aumentó el contenido de polifenoles como el ácido gálico, los ácidos hidroxicinamoiltartárico, los antocianos acilados, los flavanoles y los estilbenos. De esta manera, los estudios señalaron que se trata de un impacto positivo en el contenido de polifenoles del vino y puede utilizarse como bioestimulante de interés enológico.