Los productos biológicos para los cultivos son cada vez más usados a nivel mundial. Las cifras proyectan que su crecimiento se mantendrá de manera exponencial y así lo han entendido los principales centros de investigación del mundo. Siguiendo esta tendencia, un equipo de académicos de la Universidad Adolfo Ibáñez, se adjudicó un proyecto FONDECYT Regular para desarrollar investigación en el sector.
El financiamiento permitirá que los investigadores de la Facultad de Ingeniería y Ciencia de la universidad, estudien por cuatro años microorganismos considerados beneficiosos para los cultivos, conocidos como PGPR o rizobacterias promotoras del crecimiento vegetal. Estos microorganismos también mejoran la tolerancia de los cultivos a los estreses bióticos y abióticos.
Si bien los estudios de los PGPR son de larga data, el Dr. Bernardo González, investigador principal del proyecto, dice que queda mucho por aprender sobre ellos y sus aplicaciones en agricultura. Es por esto que buscarán entender las interacciones de los PGPR con otros microorganismos que se encuentren asociados a la planta.
Bernardo González, doctor en Ciencias Biológicas e investigador principal del proyecto.
Usando como modela la planta Arabidopsis thaliana, evaluarán los PGPR para hacer más eficiente sus efectos, tanto para acelerar el crecimiento de las plantas, como para protegerlas frente a estreses de todo tipo.
González señala que el uso de soluciones basadas en la naturaleza para estimular el crecimiento y bienestar de los cultivos es un paso más en dirección a una agricultura sostenible. “Para ello la ciencia debe descubrir los mecanismos y el funcionamiento de este tipo de productos de origen biológico para que efectivamente puedan competir con los agroquímicos de origen sintético”.
Los altos costos asociados al uso de agroquímicos, sumados a sus efectos sobre el medio ambiente, abren la puerta para el uso de PGPR en mejorar el rendimiento de los cultivos. Para González, la investigación tiene el potencial de entregar información útil para innovar en agricultura de manera sostenible, “tanto por el ahorro en costos de nutrientes, como en la prevención de pérdidas por patógenos, con resultados sorprendentes en la economía nacional”, señala.