La agricultura regenerativa es un sistema de producción basado en reparar / mejorar / regenerar los suelos y el entorno, indica Francesc Font. Más allá de la frialdad conceptual de la definición, este ingeniero técnico agrícola, consultor internacional, vicepresidente de la Asociación Viticultura Regenerativa y agricultor en Cataluña, España, describe la vivencia personal que lo condujo a asumirla. Se dio cuenta de que su finca de 40 hectáreas con producción de olivos y vid para vino no era sustentable. Sufría una considerable erosión de suelos, los cuales tenían una media de solo 0,7% de materia orgánica, carecían de estructura, se encontraban compactados, pobres en minerales y sin más señal de vida que la de sus cultivos. “Mis suelos se habían convertido en polvo”, resume.
TERMINÓ LA PRÁCTICA DE MATAR TODO LO QUE MOLESTA
¿Cómo había llegado a esa situación? Font lo atribuye a la continua labranza y a la eliminación mediante productos de síntesis química de plagas, malezas y “todo lo que molestaba”. “Mi trabajo como agricultor era matar cosas para proteger a mis cultivos”, dice.
Empezó entonces a reparar el suelo y así describe el proceso: primero, lo descompactó. Después empezó a “alimentarlo” con compost, por su contenido de minerales estabilizados y su microbiología. Continuó adicionando estiércol. Escogió material en bosques naturales cercanos a su predio con el propósito de reproducir sus microorganismos e inocularlos en el terreno. Adoptó la agricultura orgánica con el fin de aprovechar subsidios disponibles en su país. Incorporó la metodología de control mediante confusión sexual, productos naturales y demás herramientas disponibles en reemplazo de agroquímicos. Dejó de labrar.
Cumplido lo anterior, pasó a lo que considera más importante: proteger los suelos de la degradación, de la muerte de organismos vivos, de la mineralización en exceso. Ahí hay una herramienta clave: “una agricultura sin cubiertas vegetales no es agricultura regenerativa”.
La cubierta vegetal corresponde a una mezcla de distintas especies para generar biodiversidad. En el caso de cultivos leñosos, como los frutales, se implementa desde el establecimiento del cultivo.
La cubierta vegetal captura carbono, descompacta, alimenta la vida microbiana, genera suelo y lo protege de la erosión. Font la convierte en mulch usando el roller crop para que en el verano no consuma ni evapore el agua que necesita para sus cultivos. Bajo el mulch la temperatura es de 32°C, 10°C menos que en el suelo descubierto, lo cual es bueno para las raíces del viñedo y los olivos. Además, esta capa evita que salgan malezas indeseadas como, en su caso, malvas, cenizos (quingüilla) o grama (chépica).
Siempre que puede, controla el crecimiento de la cubierta con pastoreo. Los animales no son indispensables, pero ayudan a regenerar los suelos más rápidamente. Se trata de grandes aliados, sin embargo mal gestionados podrían convertirse en el peor de los enemigos, como en el caso de un sobrepastoreo. Puede recurrirse a todo tipo de animales: cerdos, caballos, terneros, gallinas, ovejas… teniendo cuidado de elegirlos de acuerdo a la especie y al momento, para que no se coman el follaje. Se manejan en forma rotacional, por ejemplo utilizando cerco eléctrico.
• Aportar materia orgánica.
• Balancear los minerales.
• Equilibrar la microbiología.
• Fomentar la biodiversidad utilizando estrategias ecológicas o naturales.
• Proteger el suelo (cubiertas, abonos verdes, siembra directa, intensidad de cultivos y pastos permanentes, etc.).
• Animales en nómina (pastura regenerativa).
• Gestión del agua.
LAS CIFRAS DE LA SOSTENIBILIDAD ALCANZADA
Como agricultor, dispone de registros, monitoreos y mediciones desde hace 20 años. Con ello ha podido determinar los cambios ocurridos luego de 7 años de aplicación del nuevo sistema.
La materia orgánica subió de 0,7% a 3%, gracias a “plantas verdes haciendo fotosíntesis, capturando carbono e inyectándolo al suelo, y descomponiéndose.
Los suelos adquirieron estructura y queda muy poca compactación: “luego de decenios labrando, no es tan rápido el proceso”. En el cuadro 1 se entregan las cifras de un estudio donde se comparó la finca de Font con otra de similares condiciones, pero sometida al manejo tradicional intensivo. Indicadores como densidad aparente, estabilidad de agregados y niveles nutricionales dan una idea de la sostenibilidad alcanzada.
La figura 1 muestra resultados del mismo estudio, agregando un predio con mínima producción e intervención. Se aprecia una mucho mayor presencia de microorganismos en la finca regenerativa: “por ejemplo, tenemos un 1.000% más de protozoos, indispensables para el ciclo natural del nitrógeno, que nuestros vecinos”.
La capacidad de retención de agua aumentó y ya no es necesario esperar con posterioridad a las lluvias para ingresar con la maquinaria a los huertos, a diferencia de los campos vecinos, los cuales siguen sufriendo de anegamiento, escorrentía y erosión. Font indica que sus suelos incrementaron la retención en 330.000 litros por hectárea. “Por un 1% de materia orgánica que se aumente, se retienen entre 130.000 y 140.000 L de agua adicionales/ha”.
UN GRAN APORTE A LA MITIGACIÓN DEL CAMBIO CLIMÁTICO
Las mediciones de carbono (CO2) con estándares internacionales indican una acumulación de 4.100 toneladas (t) para toda la finca en siete años, lo que significa una captura de 15 t de CO2.por hectárea al año. Y la emisión es mucho menor, subraya el especialista, quien postula que “Si un 20% de los agricultores practicaran la agricultura regenerativa, se compensarían todas las emisiones del planeta cada año. La agricultura regenerativa es una de las grandes soluciones para mitigar el cambio climático”.
Sin embargo, se debe considerar un “peaje productivo”, como lo llama el agricultor catalán, ya que se parte generalmente con un “suelo muerto”, sin las condiciones para alimentar a los frutales o cultivos ni a las cubiertas vegetales. En un inicio, baja el vigor y disminuyen los rendimientos, por lo tanto se requiere planificar para sostenerse durante ese bache, por ejemplo haciendo una transición escalonada por sectores. De acuerdo a la experiencia personal y de asesorías de Font, en viñas, dando los pasos correctos, al tercer año debería recuperarse el nivel de producción inicial, y al sexto año se produciría un 20% más gastando un 20% menos. El experto advierte que no todos los cultivos tendrán un incremento; por ejemplo, agrega, probablemente en cereales no sea posible.
“Esto no significa que no se gaste en fertilización ni en protección de cultivos –especifica –. Estamos haciendo agricultura, o sea algo artificial. Siempre tenderemos plagas, siempre tendremos enfermedades, pero activando el sistema, potenciando la naturaleza en nuestros suelos, aprovechamos los servicios ecosistémicos que trabajan a nuestro favor”.
PREGUNTAS Y RESPUESTAS
Hubo muchas preguntas de los asistentes a la Conferencia Redagrícola Chile, a continuación una muestra, con sus respuestas:
–¿Cuál es la diferencia en el manejo de la agricultura orgánica con la regenerativa?
–Yo llevo 20 años como asesor en agricultura ecológica o biológica u orgánica, que se ha interpretado por mucho tiempo como un cambio de inputs. Dejo el producto químico, que funciona súper bien y es súper barato, para aplicar un producto ecológico que funciona peor y es más caro. Y no hago nada más. El consumidor lo entiende como una agricultura sin productos de síntesis química. Buena marca, me parece genial, pero ¿por qué gastar más dinero en productos que funcionan peor, haciendo el mismo esquema? La agricultura regenerativa dice: carguémonos las plagas y malas hierbas que molestan, de forma natural, como quieras, pero vamos a trabajar el suelo. Vamos a mejorarlo para que salgan menos malas hierbas y haya menos plagas. Esta para mí es la gran diferencia.
–¿En Europa existe un subsidio para agricultura regenerativa?
–No existe un subsidio ni en Europa ni en ningún sitio, que yo sepa. En Europa existe la PAC [Política Agrícola Común] que da un subsidio a los agricultores de por sí. Si haces agricultura ecológica te dan un extra. Yo no sé si es bueno o es malo. A mí me inspiran países como Australia, donde no hay ninguna ayuda, porque los agricultores o se espabilan o se dedican a otra cosa.
–¿Cómo hacen el cálculo de la captura de carbono del sistema?
–De lo que pasa realmente en el suelo con el carbono no tenemos mucha idea. Existen estándares internacionales como el de Verra o el de Gold, que tienen modelos interesantes. Una aproximación es convertir el contenido de materia orgánica a carbono (CO2), tomando los primeros 30 cm de suelo considerando la densidad aparente. No es perfecto, se escapan cosas, pero permite hablar a partir de parámetros.
–¿Tienes experiencia de agricultura de exportación?
–No mucha, en nuestra zona no hay tanta exportación. No veo que pueda haber problemas. Uno de mis clientes hace manzanas y el año pasado ganó el premio a la mejor manzana europea en cuanto a calidad de gusto y crocancia, compitiendo con fruta convencional.
–¿Has tenido diferencias de calidad de la fruta en uva y aceitunas?
–He visto estudios de calidad en la fruta con agricultura regenerativa, pero en nuestro caso estamos en medio de un proceso de evaluación y aún no puedo responder, aunque sí puedo decir que pintan bien los resultados.
–Usamos mostaza para enfrentar suelos compactados en viñas. ¿Cuál es el mejor momento para cortarla e incorporarla?
–Todos los momentos son buenos, depende sobre todo del objetivo, no hay que agobiarse demasiado en esto. Si te interesa que la mostaza siga ahí, puedes esperar a que haga semilla, la seque y esté fértil. Si quieres crear un mulch, pues pásale el roller cuando esté empezando a secarse. En mi zona hay mucha lluvia, no puedo esperar porque hay mucho mildiu, así es que controlo la cubierta en abril [primavera], cuando está en flor y empezando a hacer la semilla. En el papel, la mejor oportunidad para incorporar una cubierta vegetal corresponde a cuando hace la flor. Ahí le va todo, es el periodo más importante de su vida, cuando tiene más nutrientes en sus cuerpos y por lo tanto es cuando más aprovechas: la cortas, cae al suelo, se va descomponiendo y los nutrientes quedan incorporados.
–¿Han visto el impacto del manejo de estas cubiertas en enemigos naturales y polinizadores?
–De forma exponencial. Aunque cortemos en flor o en invierno algunas plantas vuelven a florecer a un tamaño pequeño que no molesta por humedad al cultivo. Dejamos también márgenes florales en el entorno del campo, creamos islas de biodiversidad. Todo esto se nota un montón. Por ejemplo, antes los vendedores de confusión sexual para Lobesia nos decían: “¿Qué hacéis aquí? En mi vida he visto tanta Lobesia”. La trampa quedaba llena, había que cambiar el papel engomado cada vez que hacías el recuento. Ahora, por la confusión sexual y la biodiversidad, hace años que no hago un solo tratamiento. Muchas fincas que usan confusión sexual como yo, pero no tienen cubiertas vegetales, deben hacer dos o tres aplicaciones. En los olivos una plaga importante es Prays oleae; hace cinco años no hago tratamientos. También en olivos recuerdo que tenía dolores de cabeza con la cochinilla, aplicaba piriproxifen… Todo eso me suena arcaico, los nombres químicos, los productos; no veo una sola cochinilla en casa. Nosotros tenemos acuerdos con vecinos que tienen abejas y nos ponen cajas. Están encantados porque hay cubiertas de flores y no echamos productos químicos.