La autoridad de la región española de Murcia busca acabar con una plaga de pequeños insectos que impacta sus extensos cultivos de cítricos. Se trata de los ácaros tetraníquidos, contra los cuales la Consejería de Agricultura de la región ha estado probando enfrentarlos con mecanismos de biocontrol, basados en el pequeño coleóptero Stethorus punctillum.
La investigación, desarrollada al sur de Murcia, señala que, tras usar este biocontrol, los daños totales por estas especies en frutos cosechados fueron inferiores al 5% en el peor de los casos.
Los ácaros tetraníquidos representan una de las principales amenazas para la producción hortofrutícola mediterránea. Su amenaza es tal que en el caso de la araña roja (Tetranychus urticae) puede limitar la viabilidad económica de cultivos de cítricos.
Por ello, las primeras investigaciones realizadas entre 2018 y 2019 buscaron probar soluciones de biocontrol sobre este pequeño ácaro. Ante sus buenos resultados, la Oficina Comarcal Agraria ha buscado extender el mecanismo a otros tipos de ácaros tetraníquidos, desarrollando un nuevo modelo de producción de S. punctillum mediante las plantas hospedantes Carica papaya (papaya), Solanum melongena (berenjena) y Solanum nigrum (hierba negra), en condiciones controladas para su multiplicación.
Para ello, se construyó un insectario en Mazarrón para poder ensayar durante toda la temporada en una explotación citrícola de 200 hectáreas. “El diseño tenía que ser capaz de mantener las condiciones favorables para el desarrollo de tetraníquidos como artrópodos fitófagos presa y del artrópodo acarófago depredador a multiplicar y, a la vez, favorecer la estabilidad vegetativa de las plantas hospedantes”, explica David López Romero, de la Oficina Comarcal Agraria Fuente Álamo – Mazarrón, en un artículo publicado en la revista española Phytoma.
Tras liberar al depredador en el campo, los resultados de la investigación revelaron que la combinación de S. punctillum, junto a la supresión de tratamientos fitosanitarios, más las medidas adoptadas para favorecer su establecimiento, han sido un factor decisivo en la estabilidad en campo del ácarofago y en la reducción significativa de los daños en fruto por T. urticae respecto a campañas anteriores.
La instalación de bancos con S. nigrum como planta hospedante ayudó a que el coccinélido se distribuya e implante de mejor manera. Respecto a los daños de Panonychus citri (ácaro rojo de los cítricos) y Eutetranychus orientalis (ácaro oriental de los cítricos), se produjeron solamente sobre hoja y plantaciones jóvenes, y no tuvieron efectos sobre las cosechas. López Romero señaló que en el caso de E. orientalis, “las sueltas inoculativas, junto a las medidas agronómicas adoptadas, fueron insuficientes para frenar su desarrollo exponencial”. Los daños provocados en hoja por esta plaga alcanzaron un valor máximo del 81% en la variable más desfavorable, sin incidencia en la calidad de los frutos.
El técnico destaca que en este trabajo “S. punctillum ha actuado como especie paraguas, favoreciendo de forma considerable el aumento del potencial biótico de los restantes auxiliares frente a las existentes y nuevas amenazas”. Gracias a esto, el control biológico de otras plagas, como diaspínidos y pseudocóccidos, fue más efectivo que en las campañas anteriores, como en el caso del control exitoso de un foco localizado del cotonet Delottococcus aberiae mediante la liberación masiva de Cryptolaemus montrouzieri como única medida.
