Avalo, una startup especializada en inteligencia artificial aplicada a la mejora genética de cultivos, ha conseguido una ronda de financiamiento Serie A de US$ 11 millones, que le permitirá acelerar el desarrollo de variedades de caña de azúcar y algodón que requieran menos agua y fertilizantes, contribuyendo a la sostenibilidad agrícola.
La ronda fue codirigida por Germin8 Ventures y Alexandria Venture Investments, con la participación de Coca-Cola Europacific Partners (CCEP), una de las mayores embotelladoras de productos de Coca-Cola en el mundo, así como otros inversores como Trust Ventures y Trailhead Capital.
La tecnología de Avalo permite identificar en las plantas, con suma precisión, los genes responsables de características como la resistencia a sequías y enfermedades o la eficiencia en el uso de fertilizantes, lo que reduce significativamente el tiempo necesario para desarrollar nuevas variedades.
La empresa fue fundada en 2020 por Brendan Collins y Mariano Álvarez, y tiene su sede en Carolina del Norte, EE.UU. Su enfoque combina inteligencia artificial y aprendizaje automático con datos genómicos para optimizar el fitomejoramiento sin depender de la modificación genética tradicional.
ALIANZA CON EMBOTELLADORA
Como parte de esta nueva etapa, Avalo ha establecido una alianza con CCEP con la mira puesta en el desarrollo de variedades de caña de azúcar y algodón que requieran menos agua y fertilizantes nitrogenados. La alianza permitirá reducir a la embotelladora sus emisiones de alcance 3, es decir, aquellas generadas a lo largo de la cadena de suministro.
“Nos entusiasma apoyar la expansión de Avalo en la categoría del azúcar”, dijo Nicola Tongue, director asociado de CCEP Ventures. “Los ingredientes representan una de las áreas de emisiones más difíciles de reducir en nuestra cadena de valor y, al abordar el problema desde su origen, Avalo tiene el potencial de crear cultivos más sostenibles”.
Históricamente, el desarrollo de nuevas variedades de caña de azúcar puede tardar más de 12 años. Avalo busca reducir este tiempo a solo cinco o seis años, acelerando la adopción de variedades mejoradas que beneficien tanto a agricultores como a la industria. Su modelo de negocio se basa en proporcionar semillas de bajo costo a los productores y compartir beneficios en la comercialización del azúcar cultivado.
Para la compañía, el acuerdo con CCEP es solo el comienzo. Ahora planea entrenar sus modelos de aprendizaje automático en 2025 para iniciar la comercialización de variedades adaptadas en los próximos tres a cinco años. “No resolveremos todo en un año, pero podemos avanzar más rápido y con menor costo”, afirmó su CEO, Brendan Collins.