Es un mercado en desarrollo, pero con un fuerte empuje desde la academia, centros de investigación, grandes compañías multinacionales, pequeñas empresas y startups.
Los bioinsumos han encontrado en Chile no sólo un mercado para sus agricultores y sus productos de exportación reconocidos en el mundo, que destacan por su gran vida poscosecha y calidad, sino también porque se ha transformado también en un productor de soluciones biológicas, tanto para aplicar en su agricultura especializada en frutos y hortalizas de alto valor, como también para exportar estos productos.
Es gracias a ese ecosistema pujante y en continuo crecimiento que se desarrollará el 5° Congreso de Bioestimulantes Latam & Redagrícola Biocontrol, el próximo 27 y 28 de agosto en el centro de eventos de Monticello, en Santiago de Chile.
Luego de una exitosa 4° versión del evento realizada el año pasado en Guadalajara, México, este 2025 la convención buscará reunir a los principales referentes, investigadores y creadores del ecosistema de los bioinsumos en Chile, un país que se ha transformado en referente en la región.
UN MERCADO QUE CRECE EXPONENCIALMENTE
El mercado de insumos biológicos sigue al alza, no sólo con una oferta de productos innovadores, sino también compitiendo de igual a igual en áreas donde las soluciones solían ser exclusivamente sintéticas o químicas.
De acuerdo a Diana Jaramillo, Líder Comercial de Corteva Biologicals Colombia, en entrevista con Biologicals Latam, la estimación que tienen del mercado de biológicos es que pase desde los US$9.000 millones a US$30.000 millones en 2035, y “representará el 25% del mercado total de protección de cultivos”.
Según la firma de investigación de mercados DunhamTrimmer, en tanto, se estima que sólo América Latina cuadruplicará su consumo de bioinsumos durante esta década. Considerando únicamente los productos biológicos que se usan para proteger a los cultivos de plagas, enfermedades y hierbas, se espera que la cifra alcance US$1.680 en 2025, y suba hasta US$3.43 millones en 2029. Con ello, América Latina liderará el crecimiento global y pasaría a ser el segundo mayor mercado global de bioinsumos.
BIOESTIMULANTES DOMINAN
En Chile, en tanto, el mercado con mayor proyección y participación es el de los bioestimulantes. El país cuenta con más de 40 compañías fabricantes, cada una con diferente tamaño, especialidad y característica. Un radiografía que realizó Biologicals al mercado chileno, arrojó además que muchas tienen patentes de los productos que han desarrollado, o están en proceso de obtenerlas.
Entre ellas, destacan Andes Ag, Botanical Solutions, Ibiterra, Probo, Agroadvance, Botanitec, Eficagua, Power Roots, Fertum, Pewman, Biopacific, Iona, y otras, que ya cuentan con el registro de invención, y muchas de ellas no sólo en Chile, sino que la mayoría también tiene registro en Estados Unidos y la Unión Europea.
Por el lado de aquellos que están trabajando o en trámite para conseguir patentar su trabajo, se encuentra Myconativa, Seabiotech, Endogroup, Exacta, Biobentos, Ferpac y Agroveca, entre otras.
Una de las ventajas de Chile es que a lo largo de sus cerca de 4 mil kilómetros de costa, ha encontrado materias primas para elaboraron una potente oferta de productos bioestimulantes, principalmente en base a algas, pero también las hay en base a microorganismos o aminoácidos de origen animal, con subproductos provenientes de la industria pesquera.
Respecto a la magnitud de las empresas productoras de bioinsumos en el país, ya hay varias compañías que dieron el salto al primer millón de dólares en facturación anual.
ADAMA, que tiene parte de su producción en Chile pero que es más bien una compañía global, cuenta con facturación sobre los US$4 mil millones anuales. Otras compañías que han dado un paso adelante son Ibiterra, Exacta, AMT (todas las anteriores con facturación anual entre US$3 y US$4 millones); Ferpac (US$10 millones) o Fitotecnología (US$2 millones).
UN MERCADO QUE AVANZA MÁS RÁPIDO QUE LA REGULACIÓN
Un ecosistema innovador, que avanza desde las universidades y centros de investigación públicos y privados, muchas veces avanza a un ritmo más veloz de lo que las leyes o normativas pueden regular, y ese se ha transformado en uno de los desafíos del país.
“Primero hay investigación, desarrollo, empiezan a aparecer productos y las entidades tienen que regularlos. Siempre viene primero el desarrollo y después la normativa que permite regular y tener consistencia en el tipo de productos que existe en el mercado”, explica Romina Almasia, ingeniera en biotecnología y vicepresidenta de la Red Chilena de Bioinsumos (RCB), asociación gremial que agrupa a diferentes actores vinculados a los bioinsumos en el país.
Regular este tipo de productos presenta varios desafíos, por lo que dentro de la Red crearon el Comité de Normativas precisamente para abordar este aspecto con expertos en el tema, buscando ser un aporte para sus asociados y el país.
En el caso de Chile, los bioestimulantes y fertilizantes se regulan bajo la Ley N° 21.349, que establece normas sobre composición, etiquetado y comercialización de este tipo de productos. Si bien esta ley entró en vigencia el 27 de septiembre de 2022, establece que los actores del mercado deben registrarse y que los productos tales como bioestimulantes deben ser declarados en el país.
Ya se encuentra publicado el reglamento que empezará a regir en 2026, sin embargo las resoluciones con los lineamientos específicos todavía no se han publicado. Los plaguicidas biológicos, por otro lado, se regulan bajo la resolución 1557 de 2018, que establece exigencias mediante un registro para la autorización.
Al tratarse de soluciones relativamente nuevas si se comparan con los agroquímicos, es entendible que las normativas y regulaciones específicas para los bioinsumos no se encuentren del todo desarrolladas. “A nivel global, tenemos normativas que pueden tener 40 o 50 años, pero comparado con las de agroquímicos que son mucho más antiguas, es obvio que el desarrollo de estas nuevas normativas es un poco más lento por ser más nuevas”, explica Almasia.
CADA VEZ MÁS USADOS EN HUERTOS DE CHILE
No tan solo se desarrollan, también se usan: los productos biológicos han entrado con fuerza a los programas de manejo que utilizan los principales asesores para los cultivos en Chile.
Así lo señaló a este medio Walter Masman, un reconocido asesor para cerezos en Chile, principal cultivo de exportación del país. El experto señala que el rápido crecimiento de la oferta de alternativas biológicas, ya sea desde nuevas empresas de investigación hasta titanes de la industria química que han ingresado al negocio, ha permitido que los precios sean competitivos.
“Los costos están dentro del rango normal para un programa. Hoy, el hecho de poder utilizar estos productos no genera un aumento de costo frente a lo convencional”, dice Masman, que añadió que utiliza bioinsumos “de manera complementaria a lo convencional. Soy un convencido que el uso de manera complementaria, cuando se utilizan de buena forma, genera un impacto positivo”.
Masman detalla que su programa incluye, junto con bioestimulantes, biocontroladores para enfermedades, aunque insiste: “No es el único camino, están los químicos, pero existe también esta ala biológica que llegó para quedarse”.
De esta forma, la quinta edición del Congreso de Bioestimulantes Latam & Redagrícola Biocontrol, promete un encuentro entre agricultores, investigadores, empresas y todos los actores de un mercado que avanza a paso firme.
