En los últimos tres años se aplicaron controladores biológicos en más de 209 mil hectáreas de cultivos hortofrutícolas en todo el país, según informó el Servicio Nacional de Sanidad Agraria (Senasa). Esta estrategia busca reducir el uso de plaguicidas químicos, proteger la salud de los agricultores y consumidores, y garantizar la inocuidad de los productos agrícolas peruanos, facilitando además su acceso a nuevos mercados internacionales, según difundió la institución.
Solo en lo que va del 2025, el Senasa ha atendido con agentes de control biológico 23,610 hectáreas de cultivos, mientras que entre 2023 y 2024 se alcanzaron 185,979 hectáreas, principalmente en cítricos, palto, vid, cacao, caña de azúcar, arroz, maíz, olivo, tomate, café y espárragos, entre otros.
Entre los agentes más utilizados destacan Trichogramma spp., Cryptolaemus montrouzieri, Anagyrus vladimiri, Chrysoperla spp., Trichoderma spp. y Beauveria bassiana. Estos organismos han permitido controlar de manera natural plagas como el cañero, botrytis, mazorquero, broca, gorgojo negro, mosca blanca, Fusarium, cochinilla harinosa, pulgones, moho gris, alternaria, brazo negro, chupadera y pudrición de raíces.
Producción nacional de agentes biológicos
Actualmente, el Senasa trabaja con 35 laboratorios que producen y comercializan agentes de control biológico bajo convenio, así como con 25 institutos y universidades que apoyan en capacitación técnica y difusión de esta alternativa sostenible. Estos laboratorios, además de proveer agentes de control, ofrecen hospedantes, núcleos y cepas para la producción masiva, facilitando su acceso a los agricultores.
La estrategia no se limita a la liberación de agentes biológicos en los campos. Desde 2023, el Senasa ha capacitado a 41,743 pequeños productores en el uso y beneficios del control biológico, a través de programas de formación continua que incluyen talleres sobre producción de agentes, aplicación en campo y evaluación de plagas y fauna benéfica.
El control biológico consiste en el uso de insectos, ácaros y microorganismos benéficos para controlar plagas agrícolas mediante mecanismos naturales como el parasitismo y la depredación. También incluye la acción de microorganismos contra patógenos que afectan a las plantas.
Al promover esta práctica, la institución indica que el Perú da un paso firme hacia una agricultura más sostenible, menos dependiente de químicos, y alineada con las tendencias globales de producción de alimentos más seguros y saludables.